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Con el nuevo reglamento de construcciones de la Ciudad de México, los edificios y espectaculares estarán obligados a pasar las pruebas de resistencia de vientos, informó el secretario de Obras y Servicios, Édgar Tungüí Rodríguez.
En entrevista, el funcionario local explicó que uno de los capítulos del nuevo reglamento de construcciones hace referencia al diseño que deben poseer edificios altos para evitar daños en sus fachadas.
Debido a la necesidad de hacer pruebas de viento, la Secretaría de Obras y Servicios (Sobse) y la asociación civil Alianza para la Formación e Investigación en Infraestructura para el Desarrollo de México (FiiDEM) firmaron un convenio de colaboración para llevar a cabo esas revisiones. Dicha organización es la única en el país que cuenta con un túnel de viento que impulsa el aire hasta 100 kilómetros por hora.
“El objetivo es que la asociación pueda obtener recursos a través de los donativos de los contratistas que así lo quieran, y por otro lado, para que nosotros podamos hacer uso del túnel en el tema de mesas vibratorias [las cuales se utilizan para medir la resistencia de los edificios durante sismos]”, aseguró el funcionario capitalino.
Otra de las ventajas, refirió, es que los contratistas podrán hacer las pruebas en México, con lo que se evitan costos extra al enviar sus diseños al extranjero.
El director del FiiDEM, Alfonso Ramírez, abundó que los contratistas hacen los estudios de resistencia de vientos en el extranjero, principalmente en Ontario, Canadá, cuyo costo oscila entre 700 mil y un millón y medio de pesos.
Pruebas necesarias. El titular de la Sobse afirmó que la Ciudad de México no se encuentra en una zona de rachas de viento fuertes; recordó que la más intensa se registró a principios de este año cuando la velocidad del aire alcanzó los 65 kilómetros por hora.
Por su parte, el titular del FiiDEM dijo que las pruebas son necesarias debido a que el viento puede causar estragos en las fachadas de los edificios. “Imagínense, por ejemplo, que se caiga un vidrio de la Torre Mayor, quién sabe a cuántos pueda matar abajo”.