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La muerte también viaja en los microbuses capitalinos, abordar o cruzarse en el camino de estos puede significar perder la vida.
El señor Gabriel tenía 63 años cuando fue arrollado por un automóvil. Se dirigía a consulta médica a una clínica del seguro social por lo que abordó un microbús con dirección a la calzada de Tlalpan. A pesar de haber viajado a solas, narra su hija, los testigos del accidente dijeron a las autoridades que el “micro” iba echando carreritas con otro, por lo que el chofer no se dio cuenta.
El microbús se detuvo en el segundo carril para evitar que el que venía atrás lo rebasara. El señor Gabriel, lento, bajó los escalones. Apenas dando un paso en medio de la calle, un claxon se escuchó, era un coche que circulaba por el primer carril, no pudo frenar y lo arrolló.
De enero a junio de 2016, la Secretaría de Seguridad Pública capitalina ha contabilizado cinco personas fallecidas y 18 lesionados a causa de hechos de tránsito como atropellamientos, choques y caídas de pasajeros desde los vehículos en movimiento. A las unidades relacionadas con estos percances se les sanciona con la suspensión o el retiro de la concesión.
La falta de pericia y precaución, manejar bajo influjos de sustancias como drogas y alcohol, tener música a volúmenes elevados, ser menor de edad e inexperiencia para controlar el pesero, además platicar con un cacharpo (cobrador) son algunos de los factores que causan distracción. Esto, aunado a la “guerra por el centavo” donde cada operador se ve obligado a “correr” para ganar pasaje y obtener más ganancias.
Datos de la Encuesta Origen Destino elaborada por el Instituto de Estadística Geografía e Informática (Inegi) señalan que en la Ciudad de México se realizan 21.6 millones de viajes diarios, de los cuales, 44% suceden en colectivos. Sin embargo, abordar uno pone en riesgo la vida.
A cualquier altura de la avenida Ignacio Zaragoza, o Tlalpan, en cualquier parte del Viaducto y sobre Periférico, camiones y peseros avientan sus vehículos para ir por delante, para ganar al pasajero que lo espera en cada esquina y arrancar el carro antes de que otro se adelante aún si el usuario no ha subido o bajado con seguridad.
El señor Jorge también es un adulto mayor, vive en Azcapotzalco y diario recoge a sus nietos de una escuela en la delegación Cuauhtémoc. Un miércoles esperaba el pesero que parte a la altura de El Rosario, eran las 12:50 horas. Hace la parada y deja abordar a una mujer con una niña, cuando don Jorge pone un pie en el primer escalón el micro arranca, no se alcanza a afianzar del tubo y sale lanzado contra la banqueta, el incidente lo dejó inconsciente por unos minutos y el micro escapó.
Datos tanto de la Subsecretaría de Control de Tránsito como de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México indicaron que en 2013, mil 330 microbuses estuvieron relacionados con choques, además de que seis personas perdieron la vida al ser arrolladas. Mientras que de enero a octubre de 2014 hubo 963 colisiones y en el mismo periodo ocurrieron 427 atropellamientos en los que 15 personas murieron.
Si se divide la estadística oficial por los días del año, al día hay de dos a tres choques importantes en donde un microbús está relacionado. De acuerdo con operadores, estos incidentes ocurren a diario y algunas de las causas que reconocen son ignorar el Reglamento de Tránsito, calles en mal estado, por circular a alta velocidad, por conducir con puertas abiertas y sobrecupo.