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Con la muerte del gorila Bantú, de un orangután y de un rinoceronte, las estrellas del Zoológico de Chapultepec se cuentan con los dedos, ahora quedan osos, tigres y los pandas gigantes Xin Xin y Shuan Shuan.
Durante un recorrido por el zoológico se detectó que esas especies se han vuelto las preferidas del público. Las jaulas de los animales que han fallecido permanecen vacías, las familias pasan de largo frente a ellas.
Se visualizan espacios solitarios que visitantes no toman en cuenta, tal es el caso de la jaula donde habitaba Khartoum, un rinoceronte blanco que falleció por una falla renal.
A pesar de las muertes de especies grandes, la directora del Zoológico de Chapultepec, Adriana Fernández, afirmó a EL UNIVERSAL que el recinto sigue siendo un ícono de la Ciudad de México y un espacio emblemático donde los visitantes aprenden acerca de los animales.
Sobre las muertes de grandes ejemplares, la funcionaria dijo: “Tenemos que aceptar y asumir las muertes, es parte de la vida. Claro, hay que decir que hay animales que mueren por cuestiones naturales o por viejos, y otros que mueren por un padecimiento específico, pero hay que aceptar y ser sensibles a eso, eso también sucede con los humanos”.
La mayoría de especies que alberga el Zoológico de Chapultepec se encuentran en peligro de extinción, como los tigres, jaguares, el lobo mexicano y los pandas gigantes.
Los niños piden a sus padres que los lleven a ver sus animales favoritos, como los gorilas y leones. Desafortunadamente para ellos ya no hay gorilas y los leones no se visualizan en sus jaulas, de acuerdo con Adriana Fernández esto es muy común. “Pareciera que no están pero sí están, a veces les gusta esconderse de la gente, prefieren no ser vistos, están escondidos atrás de los árboles y arbustos”.
Eso sucede en la jaula donde habita una pareja de jaguares ubicada en el bioma del bosque tropical, ninguno se encuentra a la vista del público. Como no ven nada, los visitantes prefieren seguir su recorrido.
Después de caminar por un andador, las familias hayan a diferentes especies de monos. El que llama la atención es Godofredo, un mono araña que recorre constantemente su jaula.
En frente está el albergue de la pareja de siamangs, el macho está sentado frente al vidrio, los niños pegan las palmas de sus manos en el cristal a la altura de la cara del ejemplar, el primate prefiere moverse.
Después de cruzar el andador se ubica el exhibidor de los tigres. El ruido de las herramientas por las obras de rehabilitación llama la atención de uno de los ejemplares. El animal voltea hacia donde proviene el ruido y ruge.
De acuerdo con trabajadores del zoológico y especialistas, ese comportamiento refleja el estrés que les causa el sonido. No obstante, Adriana Fernández afirma que los animales están acostumbrados a escuchar el sonido del tráfico y el ruido que hacen los visitantes. No descartó que los ejemplares estén bajo estrés.
“Se hacen estudios para medir los niveles de cortisol, que es un indicador para saber si un animal se encuentra estresado o no”.
—¿Cuántos animales sufren estrés?
—No tenemos el dato exacto.
Adriana Fernández aseguró que han seguido las recomendaciones de los especialistas para mejorar el bienestar de cada animal. Por ejemplo, explicó, hicieron una separación de aproximadamente tres metros entre los visitantes y el cristal del albergue de los pandas. Además se ambientan los exhibidores con plantas y follaje para simular su ambiente natural.
“Hablemos de nacimientos”
La directora del zoológico de Chapultepec afirmó que es más importante hablar de los nacimientos que de las muertes de los animales, pues representan un éxito para la institución.
“Yo hablaría de los éxitos y animales longevos, tenemos animales que han rebasado su límite de vida y es un indicador de que las condiciones en cuanto alimentación y desarrollo de los animales están bien […] Las muertes son desafortunadas porque cada uno es importante para la colección”, dijo.
Para este año, el Zoológico de Chapultepec, uno de los tres que hay en la Ciudad de México, recibió un presupuesto anual de 58 millones de pesos para mantenimiento menor y compra de alimentos.