Godofredo, un mono araña de ocho meses de edad, es el más joven de los ocho ejemplares que habitan en el Zoológico de Chapultepec.

Desde que el monito nació, los médicos veterinarios le daban leche por medio de una mamila, pues la mamá dejó de alimentarlo.

Sus cuidadores relatan que para que se desacostumbrara del gesto humano, que implicó comer a través de la mamila, otra monita le enseñó a comportarse como uno más de su especie y a utilizar sus habilidades para moverse dentro de su jaula.

Dentro del grupo de monos, había otra hembra que lo arrebató de las manos de su mamá, por lo que Godo —como le llaman los cuidadores— y su progenitora fueron separados del grupo para evitar peleas entre las hembras.

Sin compañía, ambos habitan una jaula para que se fortalezca el lazo familiar entre ellos.

Godofredo se ha convertido en una de las principales atracciones del Zoológico de Chapultepec, pues decenas de familias se arremolinan para verlo aunque sólo un instante.

Los monos araña cuentan con una cola multiusos que llega a medir hasta 84 centímetros y le sirve prácticamente como una quinta extremidad para sujetarse a las ramas de los árboles y desplazarse de uno a otro de una forma muy peculiar, la cual lo asemeja a una araña.

Esta especie es muy sociable y llega a conformar grupos de 50 o más individuos en libertad. Habita en selvas y zonas con mucha vegetación del sur de México, América Central y Colombia, en Sudamérica.

Son animales longevos cuya vida se puede extender hasta los 33 años de edad.

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