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Aún no dejaba de ser noticia la muerte del gorila Bantú, cuando en el Zoológico de Chapultepec también murió una hembra bisonte, aunque esta vez se informó oficialmente que el deceso se produjo por el golpe de otro ejemplar.
En medio del registro de los dos fallecimientos, hubo de todo: fuertes imágenes de la necropsia del gorila destazado, justificaciones de autoridades ambientales, información hasta entonces desconocida (como el reciente hallazgo de la Profepa de medicamentos caducos en el zoológico y condiciones sanitarias inadecuadas), intensos reclamos de activistas y protectores de la vida animal.
¿Llegó en México la hora de terminar con el añejo concepto de zoológico o de transformarlos sólo en santuarios para ejemplares que requieran salir de su hábitat, como sucede en otros países? El debate ha comenzado.
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