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A poco más de 48 kilómetros de distancia de las obras de construcción del tramo elevado de la Autopista Urbana Sur (Ausur), ubicada sobre las inmediaciones de viaducto Tlalpan, más de 650 personas construyen una a una las 43 trabes y 47 elementos más, como columnas, bambinetos y muelas, que pondrán en pie al próximo paso vehicular.

Desde el Centro de Producción Tecamac, en el Estado de México, uno de los más grandes de América Latina y compuesta de un aproximado de 30 hectáreas a campo abierto, propiedad del Grupo ITISA Carso, comienzan las labores de ensamblaje y relleno de cada pieza de concreto por las que pasarán, al día, miles de autos capitalinos, mexiquenses, así como del estado de Morelos.

En este lugar se construyen elementos prefabricados, con los que el Gobierno de la Ciudad de México busca disminuir las afectaciones al tránsito vehicular rumbo a la salida a Cuernavaca.

Poco antes de las 8:00 de la mañana hasta las 7:00 de la noche, Juan Antonio Hernández, de 23 años de edad, ingresa a la planta de prefabricados, donde su labor es armar, junto a 29 personas más, el esqueleto de las columnas y trabes. Él junto a su equipo se encargan de cortar las más de 5 mil varillas que darán forma a una sola pieza, además del acomodo de cada metal.

El proceso es completamente artesanal, donde cada trabajador, como si estuviera armando un rompecabezas debe encajar cada una de las varillas, hasta formar el esqueleto de un monstruo que puede medir hasta 13 metros de alto y pesar 400 toneladas.

La labor no es sencilla, ya que por cada armazón se llevan entre tres días a una semana de armado.

Las ropas de más de la mitad de los 650 trabajadores, de los cuales 20% son mujeres, lucen completamente anaranjadas, a causa del óxido de las varillas, el ruido del lugar se limita al choque metálico, martillazos y motores de las grúas pórtico que se ocupan de cargar todas las estructuras.

De acuerdo con el ingeniero Gerardo Baez Pineda, director general de Obras Concesionadas de la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México (Sobse), ésta es la fase cinco que se espera culminar en agosto, para que en septiembre la vialidad esté en adecuado uso, y la que, además, tuvo un costo de más de 550 millones de pesos.

“Una de las bondades de estos elementos prefabricados es hacer menos invasivas las obras en la ciudad. Con este proceso de fabricación se cumplen 24 horas de trabajo”, precisó Baez.

De acuerdo con el ingeniero Efraín Paredes, gerente de la planta de ITISA Tecámac, para la construcción de trabes, columnas, bambinetos y placas son necesarias seis fases: habilitado, armado, ingreso de armado, aligerante, colado y extracción.

El habilitado y armado es lo que realizan Juan Antonio y su equipo, el aligerante es un semillenado de concreto a la osamenta, en el colado se lleva la estructura a un molde subterráneo donde se soldan laminas de acero en su superficie, y por último la extracción donde dos grúas tipo pórtico la sacan del molde subterráneo y la mueven para que otros trabajadores más hagan el proceso de pulido de la pieza, y pueda ser revisada por un topógrafo para que valide su funcionalidad.

A la semana se logran terminar ocho estructuras, y al día, alrededor de las siete de la noche salen camiones con dos trabes o columnas para ser montadas en la vialidad de la Ausur.

El traslado del municipio de Tecámac a la Ciudad de México ocupa cerca de cinco horas, ya que el peso en total es de más de 700 toneladas, para lo cual son necesarios dos camiones y aproximadamente 12 trabajadores.

Hasta el momento se llevan concluidos 800 metros de los poco más de mil 200, con esto se busca beneficiar a un estimado de 250 mil personas provenientes, principalmente, de la capital. Así como un ahorro de tiempo de más del 90%, donde en un tramo que se hacía en más de hora y media, ahora se hará en 15 minutos, según datos de la Secretaría de Obras y Servicios capitalina.

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