Profesores, centros educativos, compañeros de escuela, médicos e incluso familiares son los principales responsables de que 80% de los niños sobredotados hayan padecido o padezcan bullying y aislamiento social.

La vulnerabilidad de los pequeños Einstein va desde encasillarlos en la escuela como los niños inquietos, necios, preguntones o sabelotodo. También de diagnosticarlos mal y suministrarles medicamentos que lo único que hacen es disminuir sus capacidades intelectuales.

De acuerdo con la doctora Rosa María Espriu, directora y fundadora del Instituto de Asesoría y Capacitación Educativa (IACE), hace falta que haya más lugares en los que estos chicos se puedan desarrollar, puesto que son pocas las escuelas especializadas y hay muchos niños que todavía no son diagnosticados o que no saben que son sobredotados, por lo que su inteligencia puede ir en decadencia al no ejercitarla.

Enfatizó la importancia de que quienes realicen pruebas de inteligencia sea personal realmente capacitado y especializado en el trabajo con estos niños, para evitar exponerlos a malas prácticas médicas a causa de la ignorancia.

La aceptación de estereotipos es otra manera de invisibilizarlos, pues especialistas señalan que normalmente se imagina a los niños genio en bibliotecas o siempre estudiando, cuando en realidad desarrollan interés y potencialidad en muchas áreas como el arte y el deporte que hacen difícil el diagnóstico.

Al mismo tiempo, los sistemas sociales y educativos no están preparados, pues los talentos se valoran en las universidades y durante la niñez hay quienes frenan el aprendizaje por considerar que no es apto para su edad.

“Y así mientras hay jóvenes que a los 19 ya terminaron los diferentes niveles de educación, a la manera tradicional apenas están empezando su experiencia universitaria. Y hay escuelas donde niños de dos o tres años quieren aprender a leer y no se les enseña sino hasta los siete, ahí ya perdimos cinco años de desarrollo”, explicó Andrew Almazán Anaya.

SE FUGAN GENERACIONES DE GENIOS

Dafne empezó a estudiar psicología en el Tecnológico de Monterrey a los 10 años y acabó la carrera a los 13; ahora, a los 14, está en una maestría en educación.

A la edad en la que todos los niños salen de la primaria, Mayra asiste a congresos para presentar proyectos de robótica y ha visitado Dinamarca para hablar sobre sus avances en tecnología espacial.

Ellas podrían ser algunas de las niñas sobredotadas que en los próximos años dejarán el país por falta de oportunidades. Al irse no solo se pierde su inteligencia sino el de por lo menos dos generaciones siguientes, pues la sobredotación puede transmitirse genéticamente.

“México está contribuyendo a que otros países se fortalezcan en materia científica y económica y nos estamos quedando atrás, esto se llama disgenesia poblacional porque se va perdiendo inteligencia. Si ya no se analiza por el lado social por lo menos debería de hacerse en lo económico y lo funcional de tener genios en nuestro país”, explicó el director de programas de Psicología e Investigación en el Cedat.

De acuerdo con el experto de 21 años, para explicar el fenómeno de la pérdida de superdotados basta conocer el número de doctorados en el país, pues para alcanzar este grado académico se requiere un mínimo de 132 puntos de IQ.

Datos del Conacyt indican que hay cerca de 10 mil personas con doctorado y si inicialmente nacieron un millón de superdotados y a su vez suponemos que no todos llegaron a ese nivel educativo “es un 98% de reducción, todos ellos son los que se pierden por falta de atención y generalmente ocurre antes de los 15 años”.

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