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Ante los problemas de contaminación que se registran en la capital del país, el Gobierno de la Ciudad de México ha apostado por un cambio drástico en el transporte público que consiste en sustituir unidades que se mueven con combustibles por eléctricos; sin embargo, el reto es enorme y de acuerdo con algunos especialistas, esta transformación tardará por lo menos una década.
En la actualidad circulan 559 unidades que usan electricidad, cantidad que representa 0.01% de los 5.5 millones de autos que conforman el parque vehicular. De los coches eléctricos, 300 son particulares, 230 trolebuses, que están a punto de desaparecer porque no se fabrican más ni existen refacciones; 20 taxis eléctricos y nueve metrobuses híbridos.
A esta reducida infraestructura se suman los escasos centros de recarga. De acuerdo con la plataforma de internet Charge Now en la ciudad se tienen 56 puntos repartidos entre agencias de autos, centros comerciales, universidades y supermercados, además de uno en el Centro Histórico y otro en el Senado de la República. En cambio, según Pemex, en la capital del país hay 384 gasolineras.
Los tiempos de recarga son de cinco horas, aproximadamente, y el costo es de 35 pesos; aunque cuando se adquiere un vehículo de este tipo se entrega un adaptador para conectarlo a la corriente domiciliaria y el tiempo es de siete horas en promedio para tener una carga completa.
Otra de las limitantes para llevar a cabo esta transformación son los altos costos de las unidades, el más barato de los autos eléctricos en el mercado es el Twizy de Renault, que se vende a un precio de 290 mil pesos con dos plazas; sin embargo, su precio es dos veces mayor al Chevrolet Spark, de 130 mil pesos.
El gerente de electromovilidad de Volvo, Group México, estimó que hay un enorme reto para cambiar el transporte, “pero los planes van lentos” porque existen en la ciudad más de 23 mil unidades como combis y microbuses altamente contaminantes.
A su vez, la secretaria del Medio Ambiente, Tanya Müller, consideró que es “positivo” transitar a la electromovilidad , porque se ayuda a mejorar las condiciones ambientales, no se paga tenencia, ni verificación y están exentos de las restricciones ambientales cuando se aplica la contingencia o el doble Hoy No Circula.
Más allá de esos beneficios, Gerónimo Martínez, propietario de un auto eléctrico, considera que deben darse más beneficios, como promover financiamientos con tasas de interés más bajas, otorgar un descuento especial en la zona de parquímetros y la posibilidad de hacerlos dededucibles de impuestos.