Las principales ventajas que ofrecen estos alimentos es que aportan un alto contenido de agua (entre un 80 y un 95%), así como vitaminas, minerales y un bajo aporte de calorías. También contienen fibras vegetales, hidratos de carbono simples y nada de grasas.
Desde un punto de vista nutricional, la manzana , también llamada “la reina de las frutas”, es rica en minerales (potasio, calcio, sodio, magnesio y hierro) y vitaminas (A, B, C y E), así como fibra y agua. Es rica en antioxidantes.
La pera
es considerada una fruta muy completa ya que tiene un alto contenido de potasio que actúa con el calcio en la formación ósea del niño. Es fuente de vitamina C, betacaroteno, fibra y ácido fólico. Además, contiene propiedades antiinflamatorias y astringentes, así como fibra. Es baja en calorías, sodio e hidratos de carbono. Una pera madura, en puré o papilla fina, será la mejor forma de dársela al bebé, más adelante, en pequeños trozos o gajos.
El plátano
es una fruta llena de energía que gusta mucho a los niños. Es rica en potasio, el cual ayuda a mantener en forma los músculos, así como magnesio, vitamina B y A, que contribuye al desarrollo de los tejidos del organismo.