Entre tlayudas, mole negro y chapulines, el tradicional mercado 20 de Noviembre de Oaxaca, ofrece a visitantes nacionales y extranjeros lo mejor de la gastronomía local.
Todos los sabores de la cocina oaxaqueña están concentrados en él. Los olores del chocolate caliente en la olla y del tasajo asándose en el comal, inundan el aire cotidiano de este recinto que alimenta desde muy temprano, la gula de los turistas que se han dado cita en la capital del estado para vivir la Guelaguetza 2017.
A pesar de que el mercado 20 de Noviembre posee el colorido y constante ajetreo de sus homólogos mexicanos, la belleza de la cultura oaxaqueña en todas sus formas, hacen de él un recinto único en su tipo.
Aquí, el ambiente es amenizado por sones oaxaqueños y las cocineras, además de agasajar con su sazón, trasladan de la calle a la cocina, la riqueza textil de su pueblo al portar los trajes típicos de todas las regiones del estado.
Una de estas mujeres es Alberta Hernandez, del comedor "Candita", quien con una flor recién cortada del jardín en el cabello y un huipil tradicional, inicia desde las 07:00 horas, su ardua y satisfactoria labor de alimentar a cientos de personas.
Dispuestos a conocer y saborear el auténtico sazón de los platillos tradicionales de la cocina oaxaqueña, los comensales entran, salen y recorren los pasillos del mercado a todas horas, los 365 días del año.
"Las especialidades del estado pues son la tlayudas de cecina, tasajo y chorizo; luego vienen los moles que son el mole negro, el estofado, el coloradito, mole rojo y amarillo, entre otros", mencionó.
La magia gastronómica y la calidez de hogar que provoca este lugar, son tan persuasivas, que una vez que las personas, sin importar de donde provengan, ingresan y prueban los platillos, prometen siempre regresar a él la próxima vez que visiten la capital.
Al respecto, la cocinera Guadalupe Ríos, del comedor "Leo" platicó que su local , el cual tiene más de 60 años dando servicio, ha sido testigo de cómo el gusto de disfrutar la comida oaxaqueña ha trascendido por generaciones.
"Este lugar tiene historia, tenemos personas que vienen buscando el comedor Leo donde comían sus papás; otros vienen a recordar cuando estudiaban y venían a comer", platicó.
Además de contar con área de comedores, el mercado 20 de Noviembr e también resguarda la venta de ingredientes predilectos de la comida oaxaqueña, tales como el pan de yema y los chapulines.
Acompañante celoso del chocolate con leche o de agua, el pan de yema es uno de las delicias culinarias elaborada a base de huevo, mantequilla criolla, anís y, por supuesto, el toque secreto de cada panadería.
"El pan de yema con mantequilla es un producto tradicional de muchísimos años atrás, estoy hablando como se hace 60 años, nosotros en esta panadería tenemos 43 años elaborándolo", comentó la vendedora Elvia Hernández, de la panadería "La soledad".
Con el platillo que sea y a cualquier hora del día, sin duda, el mercado 20 de Noviembre ubicado a dos cuadras y media del zócalo de la capital sobre las calles 20 de noviembre, Aldama, Miguel Cabrera y Arteaga, sabe cómo enamorar a sus comensales con las delicias de la cocina de la tierra del mezcal.
"La magia de la comida oaxaqueña son sus colores, sus sabores y sus olores, porque si vienes al mercado al medio día, cuando todo mundo está guisando, podrás percibir el olor del mole negro", comentó entusiasmada la cocinera Guadalupe.