Estamos en esa época del año en que fruta abunda para disfrutarse en postres o, bien, ¡preparar mermeladas! No hay nada mejor para empezar la mañana que un rico pan tostado con mermelada natural, sin conservadores.
De acuerdo al Pequeño Larousse de la Gastronomía , una mermelada se caracteriza porque, por lo general, ésta se prepara macerando la fruta (entera o picada) con la misma proporción de azúcar durante, al menos, 24 horas para luego cocerla hasta adquirir la consistencia deseada. Esto quiere decir, en términos muy generales, que si tienes, por ejemplo, un kilo de frescas, debes macerarlas en un kilo de azúcar, aproximadamente.
Las mejores frutas para preparar mermelada son las fresas, los chabacanos, los higos y frutos rojos como cerezas, frambuesa, zarzamora y moras azules. Cada fruta varía en dulzor y acidez, así que te recomendamos macerar la fruta con media taza de azúcar por cada dos tazas y media de fruta picada o machacada. Procura seleccionar fruta que esté un poquito verde junto con piezas ligeramente maduras. La razón es que la fruta no madurada contiene una mayor cantidad de pectina, una sustancia fundamental para esta preparación por sus propiedades aglutinantes y, al machacar la fruta, liberarás la pectina.
Una vez que ya tengas la fruta macerada, cuécela en un cazo de cobre o cacerola antiadherente junto con el jugo de un limón para evitar la cristalización. Agrega azúcar al gusto, dependiendo de qué tan dulce quieras tu mermelada, siempre considerando la proporción de 50 / 50. Finalmente, añade un toquecito de sal para acentuar el sabor. Un truco para revisar la consistencia de tu mermelada es poner una cuchara de metal en el congelador. Vierte la mermelada en la cuchara fría y deja enfriar; pasa tu dedo por la cuchara y, si se forma un caminito sin que la mermelada lo llene de nuevo, tu mermelada estará lista.