Pavo, romeritos, pierna al horno, rosca de reyes, entre otros alimentos, son causantes de que mujeres y hombres puedan aumentar hasta ocho kilos durante las celebraciones navideñas. Como cada año, uno de los propósitos más comunes es bajar de peso, no solo para iniciar este nuevo ciclo en forma, sino también para contrarrestar los excesos de comer y beber.
En la actualidad hay numerosos planes para adelgazar: algunos que prometen resultados a corto plazo y otros más orientados a modificar los hábitos alimentarios. “Cuando se inicia una dieta, las personas deben estar conscientes de que se trata de un cambio permanente y que generalmente toma tiempo. Es importante fijarse metas reales para no desistir en el objetivo y notar la evolución”, señala la nutrióloga Marcela Hernández Alonso. A continuación, te presentamos los métodos alimenticios más efectivos para deshacerte de esos kilos de más.
Mediterránea
Inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, es uno de los regímenes más completos para lograr una alimentación saludable y equilibrada. La base de sus platos son los vegetales y los cereales –de preferencia integrales–, mientras que las carnes fungen como guarnición. Se incluyen también frutas, legumbres, frutos secos y aceite de oliva. El consumo de productos lácteos es moderado, mientras que se prefiere la ingesta de carnes blancas –como pe scado–sobre las rojas. Según estudios, con esta dieta se puede disminuir hasta en un 30% el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular dado los productos que contempla.
Proteinada
Este plan se utiliza como alternativa para pacientes con obesidad. “Se trata de un programa personalizado cuyo objetivo no solo es la pérdida de peso, sino el cambio de hábitos, es decir, que el paciente adopte un nuevo estilo de vida para que los resultados perduren y no haya rebote”, apunta David Aguilar, especialista en la dieta proteinada Pronokal. El método se divide en tres etapas: activa, de adaptación fisiológica y de mantenimiento. Durante la primera, la persona pierde hasta un 80% de su peso. En la segunda fase, el cuerpo se adapta a los cambios fisiológicos, se eliminan los kilos restantes y en la última se da seguimiento del paciente para mantener su objetivo.
China
Basado en el equilibrio entre el ying y el yang, este método tradicional ayuda a mejorar la salud y a solucionar carencias nutricionales. Los alimentos considerados yin son aquellos que crecen en la oscuridad o bajo la tierra –zanahorias, setas, tubérculos–, los húmedos –sandía, tomate, limón–, los acuáticos –aquellos que provienen del m a r–y los derivados de animales terrestres. Los productos yang se asocian con la luz y la sequedad, entre los que están espárragos, pimientos, soya, además de carnes como pollo y cordero. Recomiendan a personas con alta temperatura, evitar el yang en sus comidas, mientras que quienes tengan obesidad deben ser precavidos con la ingesta de alimentos yin.
Verde
Este plan se enfoca principalmente en el consumo de alimentos de origen vegetal, tales como verduras, legumbres y frutas, gracias a sus altos contenidos de nutrientes, a que aportan pocas calorías, ayudan a depurar el organismo y a disminuir la grasa y el colesterol. Los productos contemplados en esta dieta poseen en general mucha fibra y dan una sensación de saciedad en las personas. Apio, brócoli, espinaca, berro, pepino, espárragos, aguacate, pera y manzana figuran en la lista de alimentos a consumir. No se recomienda para personas con problemas digestivos y debe ser supervisada por un profesional. No debe mantenerse por más de dos semanas.
DASH
Considerada por séptimo año consecutivo la mejor dieta del mundo por la plataforma de rankings y análisis U.S. News & World Report, e ste régimen es efectivo para mantener un peso saludable a largo plazo sin matar de hambre a las personas, además de ayudar a disminuir la presión arterial alta, el colesterol y grasas en la sangre. El plan de alimentación DASH (Enfoque Alimenticio para Detener la Hipertensión, por sus siglas en inglés), contempla la ingesta de verduras, frutas y productos lácteos sin grasa o bajos en ésta; granos, legumbres, semillas, nueces y aceites vegetales; pescado, aves y carnes magras; consumo reducido de sal, carnes rojas, bebidas azucaradas y alcohólicas.