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El signo distintivo de Denominación de Origen subyace bajo un manto protector legal que demarca regiones; es decir, la tierra donde se cultiva determinado agave en el caso del mezcal, del bacanora y del tequila; la planta sotol o sereque cuando hablamos del sotol o la caña de azúcar para la charanda. Un producto con Denominación de Origen cruza con mayor facilidad fronteras y expande una rica tradición cultural. La primer bebida en obtener la DO, fue el tequila, en diciembre de 1974; sin embargo, de acuerdo al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), la industria tequilera realizó las primeras solicitudes un año antes que se publicara en el Diario Oficial de la Federación.
En este sentido, el tequila abrió la puerta para que otras bebidas tradicionales comenzaran con la búsqueda de protección en términos de Propiedad Industrial. Aquí ejerce un papel preponderante el IMPI que autoriza o niega una declaración de protección y fue a través de este instituto que el mezcal, el sotol y la charanda ya están amparadas legalmente. En dichas declaratorias se especifican detalles en cuanto a su método de elaboración, el tipo de planta y agave que utilizan para la extracción del mosto; el origen de cada bebida como tradición, etc., debido a que son productos que definen su calidad a partir de técnicas establecidas en algunos municipios y estados de la República Mexicana.
La raicilla en plena búsqueda
El caso de la raicilla es un ejemplo latente de la importancia que ejerce esta categoría. Jorge A. Dueñas Peña, productor de la raicilla El Real y fundador del Consejo Mexicano Promotor de la Raicilla, comenta que si bien este destilado obtenido a partir del agave inaequidens se comercializa como Marca Colectiva desde el año 2000; en pleno 2015, aún esperan resolución por parte IMPI para obtener el signo distintivo. “El documento de solicitud está ya presentado ante el IMPI y está en proceso de estudio. De acuerdo con una investigación, únicamente 16 municipios estarían integrados en esta Denominación; siendo los principales productores: San Sebastián del Oeste, Mascota, Cabo Corriente y Atenguillo, ubicados en el estado de Jalisco, región donde se produce anualmente 100 mil litros de raicilla.