Las frutas y los vegetales son alimentos esenciales durante el crecimiento de los niños, gracias a su aporte de vitaminas y minerales. Como en la mayoría de los alimentos, la cantidad a comer dependerá de la edad, tamaño y peso del pequeño. En el caso de niños de dos a tres años se tiene que consumir una taza de fruta al día; taza y cuarto de fruta, de cuatro a 13 años; y de 14 a 18 se recomiendan dos tazas de fruta al día
Las galletas son ya una parte importante de la dieta de los niños, ya sea como postre o snack escolar. El estudio “Los niños en México”, realizado por TNS Research Internacional, muestra que el 24 por ciento de los niños decide sobre la compra de pan y galletas, alimentos ricos en azúcares añadidos, grasas y sales. Se recomienda que los niños menores a cinco años consuman galletas en baja cantidad o, de preferencia, esporádicamente.
Sabemos que, para muchos, la mayonesa es parte esencial de los sándwiches, tortas y hasta ensaladas. Pero, ¿es bueno que los niños la consuman? La respuesta es ¡no! Una cucharada de mayonesa contiene un aproximado de 90 calorías, 10 gramos de grasa y 1.5 gramos de grasa saturada, cinco miligramos de colesterol y 3.8 por ciento de sodio, por lo que su consumo desmedido contribuye a la obesidad y enfermedades del corazón.
Como postre o snack, la gelatina es deliciosa pero ¡ojo!, no estamos hablando de las gelatinas comerciales, llenas de colorantes, azúcares y sabor artificial. Nos referimos a la gelatina hecha a base de colágeno y gelatina animal. El consumo de gelatina “real” ayudará al sistema digestivo de los pequeños, así como a mantener los cartílagos, huesos y piel sanos. Además, un súper plus del consumo de gelatina es que ayuda a calmar la ansiedad del niño.
Las papas fritas o cualquier fritura empaquetada se ha convertido en la botana preferida de chicos y grandes. Sin embargo, las papitas fritas son uno de los peores alimentos, pues están repletas de sodio, grasas y tienen cero valor nutrimental. Un estudio publicado por The New England Jornal of Medicine, establece que el consumo asiduo de papas fritas provoca un aumento de peso de 380 gramos anuales, así que evita que tus hijos las consuman.