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En un año, las condiciones climáticas pueden ser adversas y aun así se pueden elaborar buenos vinos, pero cuando son perfectas, la producción de uvas también adquiere características excepcionales; es entonces que se puede elaborar un champagne grand vintage. Un chef de cave es el encargado de encapsular la esencia de la región, del clima y de las vides en este vino maduro, complejo y con personalidad propia.
“En 2008 hubo un clima perfecto, después de años de calor causado por el calentamiento global, tuvimos lluvia en primavera, un invierno frío y un verano sin lluvia, pero fresco y con viento. El resultado fueron uvas sanas con la acidez y la maduración que no se había visto desde 2006. Alcanzaron también la mineralidad, los toques cítricos, los aromas florales y tostados. Con esto pudimos hacer el nuevo Moët & Chandon Grand Vintage 2008,” explicó en entrevista Amine Ghanem, wine quality manager de la marca. Este champagne está compuesto por 40 por ciento de Chardonnay, 37 de Pinot Noir y 23 de Meunier. “Destacan las notas florales y los matices cítricos, también los frutos como durazno y ciruelas. Tiene aromas a vainilla y almendras. Y en boca es fresco con cítricos pronunciados. Además refleja la pasión y la magia de convertir las uvas en un vino y después, con las dos fermentaciones, en un néctar con burbujas que juegan en tu paladar,” añadió el experto.
Cabe agregar que se trata del número 72 de la Colección Grand Vintage de la Maison, una de las más prestigiosas y valiosas de la región en Francia desde 1892. Asimismo, forma parte de trilogía, la cual está conformada por los champagnes de 1988 y 1998, añadas con características que se complementan entre sí.
En México
“El champagne es para todo momento, no solo para celebrar o para vivir el glamour, se puede maridar con una gran variedad de sabores, es un excelente acompañante de la comida mexicana y de cualquier evento gastronómico. Y ahora otra ventaja es que se puede elegir en medio de la diversidad. Por ejemplo, la Imperial es más para la playa; Néctar Imperial puede ser para los postres y todas se pueden integrar antes, durante y después de una comida o cena,” aclaró Amine.
Para comprobarlo, la presentación de este grand vintage se llevó a cabo en el restaurante Zanaya, del Hotel Four Seasons Ciudad de México. Ahí se sirvió una tostada de atún y un taquito de cordero braseado maridada con Imperial; huachinango en mole de macadamia y rib eye con huazontle con Moët & Chandon Grand Vintage 2008; y mini esfera de coco y mango con Nectar Imperial. “Para mí hay magia no solo en el lugar y en el proceso, sino también en las combinaciones con la comida. Soy un apasionado del champagne, aunque primero estudié ingeniería en agronomía en Beirut, después estudié enología y un master en vino y champagne en la Universidad Reims Champagne-Ardennes, en Francia. Me fui a trabajar en otros lugares, pero regresé a mi primer amor. México es uno de los grandes mercados y lo que tenemos que hacer es democratizar el champagne, dejar claro que es para todos. Tiene una gran historia y tradición, pero al mismo tiempo estamos innovando pues hoy será la tradición de mañana,” concluyó el especialista.