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Entusiastas promotoras de la cocina nacional que a diario guisan con el alma, Benedicta Alejo, de Michoacán; Abigail Mendoza, de Oaxaca; y a Victoria Contreras, de Puebla, te platican en entrevista cómo han logrado destacar en un mundo donde el racismo y el machismo obstaculizan la labor de las mujeres indígenas que buscan preservar las tradiciones culinarias.
Con molcajetes y metates de más de medio siglo de historia, parte del acervo de la familia, las cocineras tradicionales dan cátedra de la transformación de los ingredientes de sus localidades en excelsos platillos; parte importante de las tradiciones, los recuerdos y las vivencias de sus comunidades a través del tiempo.
Sazones que conquistan
Benedicta Alejo ha ganado cerca de 13 premios, gracias a la creatividad y el amor que le tiene a la cocina. Sin duda, es una mujer que persigue sus grandes sueños.
“Los fogones significan mucho en mi vida, desde los seis años de edad le hice un berrinche a mi mamá, porque quería un metate y ya desde entonces pensaba en hacer tortillas, ese era mi juego”, describe la cocinera Benedicta.
Agrega que su abuela le enseñó a no darse por vencida en nada, a conseguir ingredientes baratos y hacer grandes comidas con ellos.
“Todo lo que hago es didáctico, nada escrito. lo tengo grabado en mi memoria. No hago las recetas con tazas, ni cucharadas, tampoco uso báscula, mis únicas herramientas son mis manos.
“Me siento muy orgullosa como mujer de haber logrado el éxito. De haber viajado para llevar nuestras tradiciones a San Antonio Texas, San Francisco, Nueva York y el Vaticano, en este último conocí a el Papa Benedicto XVI, a quien le preparé un menú con mole de queso, corundas, tortillas, atole de tamarindo y ajonjolí”, puntualiza la uruapense, quien es también la embajadora de México ante el movimiento Slow Food.
Maestra del fogón
Abigail Mendoza, originaria de Teotitlán del Valle, Oaxaca, y que ha puesto en alto el nombre de México en París, en el Salón del Chocolate. Su amor a la cocina desde los siete años de edad, la ha llevado a dar muestra de la cocina tradicional oaxaqueña ante los mejores chefs del mundo.
“Desde niña me enseñaron a moler en el metate de rodillas, mis padres me decían que con esta postura se rinde respeto a la tierra, por los ingredientes que nos brinda”, dice la cocinera oaxaqueña.
Para esta mujer indígena, el crear platillos de nuestro país es un acto de amor.
“El cocinar es lo más importante para el ser humano, ya que el alimento mantiene al cuerpo, pero si se come sabroso también al espíritu”, expresa Abigail, quien habla zapoteco, español e inglés y continuamente es invitada a dar conferencias en varios países del mundo.
El arte de cocinar
Victoria Contreras Coyota, es una mujer de rasgos finos, en sus manos está la sazón de los platillos tradicionales de la sierra. Cocinera que a diario practica la hospitalidad en Cuetzalan, Puebla, a través de la preparación de sus tradicionales platillos como la sopa de hongos, frijoles con xocoyoli, pollo en pipían con nixtamal, atole de maíz con piloncillo y dulce de yuca o de calabaza.
“Cocinar es el arte de saber combinar y poner las cantidades exactas de cada ingrediente. Es la magia de transformar con mis manos los alimentos en ricos platillos para poder alimentarnos y sentirnos satisfechos.
“Es importante la labor que hacemos las cocineras, ya que estamos rescatando las recetas de las abuelas que nos llenan de satisfacción, porque se comparte y se dan a conocer a otros países”, explica Victoria Contreras.
Para muchas de estas mujeres que a diario cortan la leña y hacen su propio nixtamal, la cocina es la esencia de su vida, es lo que las llena de satisfacción, el compartir su sazón y más aún las enorgullece poner en alto el nombre de México.