Hay personas, ya sea en un bar, antro, restaurante o cualquier local donde un mesero preste sus servicios, que podrían mostrar alguna falta de respeto, quizá sin ser su intención, para quien trata de ofrecer un buen servicio. Tanto hombres como mujeres de este gremio tienen que asimilar, de la mejor forma, las actitudes poco sutiles de quien pueda sufrir mal humor.

A continuación te damos algunas recomendaciones de lo que debes considerar para evitar mostrar poca educación frente a los meseros:

Sé paciente

Ante la falta de organización, lentitud o error en el servicio, lo más conveniente es practicar la paciencia. Si se tiene algo qué reclamar, es preferible mostrarse cordial y tolerante. De esta forma el cliente y el servicio del restaurante no pasarán un mal momento.

"El estrés de la ciudad nos hace ser poco pacientes, querer un servicio inmediato, pero hay que ser más prudentes, o decirle al mesero, desde el momento de nuestro arribo al restaurante, que llevamos prisa, para tratar que el servicio sea más rápido", afirma Jimena Urrutia, asesora de imagen.

Decir por favor y gracias…apropiadamente

El grado de alcurnia de cierto restaurante no debe ser impedimento para pronunciar estas palabras. En repetidas ocasiones, el sector de los meseros, concretamente las meseras, es agredido verbalmente, aunque sea difícil de creer, cuando el hombre le da las gracias. Y es que las sutiles formas en que el varón expresa su agradecimiento, provocan en la mesera incomodidad e indignación. Siguiendo esta cuestión, lo mejor es simplemente agradecer y solicitar de la mejor forma posible un servicio.

"En el caso de los meseros varones, es común percibir que los clientes truenan los dedos para llamar la atención del servicio, chiflan e incluso pueden llegar a gritar, modos que son de pésima educación, evítalos siempre", indica la experta.

El grupo de servicio merece, al igual que todo cliente, respeto y consideración. Al expresar una actitud pedante, lo único que se genera es un ambiente poco estable y más aun, poco propio para degustar los alimentos.

Empatía

Puede que mientras la gente en general esté disfrutando de un fin de semana, los meseros sigan laborando, incluso sin haber probado bocado o con pocas horas para descansar. En este sentido, es recomendable ponerse en los zapatos del otro y ver que la jornada laboral de este oficio ofrece desgastantes tiempos.

No actúes como si el mesero fuera invisible

La comida ha terminado, y tú y tu compañía intercambian ideas, en ese momento llega el mesero y recoge los platos, es en este instante cuando la indiferencia se hace presente y los que están sentados hacen como si el servidor no existiera.

"Quizá para ti no significa nada, pero para el mesero suele ser incómodo ser ignorado mientras trata de hacer su trabajo y los de la mesa sigan sin prestar atención", señala.

Por último, Urrutia aconseja no llamar por su nombre al mesero o mesera, aunque hay ocasiones que ellos se presentan, lo indicado es llamarles de "usted o tú", pero sin decir su nombre.

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