Debo admitir, como persona que le encantan las hamburguesas, los asados y tiene una chamarra de piel, que me acerqué al libro de ¿Vegano yo? de Laura Barrera, con recelo. No obstante, informarse acerca de temas relacionados a la alimentación ayuda a comprender y despejar los mitos que existen alrededor de temas tan populares como lo es el veganismo.
En su texto la autora cuestiona si la reticencia que se encuentra ante el estilo de vida vegano es más bien una forma de negar un muy necesario auto exámen de conciencia.

1. ¿Ser vegano es ser extremista?
Un poco. Sin embargo no en el sentido que nos imaginamos de un hippie militante que desaprueba a todos los que no son como él o, al menos, no la mayoría de los veganos. Es ser radical al menos en un sentido filosófico. Los veganos creen en los derechos de los animales, todos los animales. No sólo los de nuestro perro, gato o animal de compañía, ni los animales silvestres que sí están protegidos por leyes. Los otros animales “invisibles” por así decirlo, que no son silvestres ni de compañía, que nacieron con el único fin de ser consumidos. En estos se interesan los veganos. Su punto de vista sí, es extremista al negarse a consumir ninguno de los alimentos o productos que hayan podido dañar a cualquier animal.

2. Los veganos se creen superiores
El veganismo es un estilo de vida que se elige. Por lo tanto, como todos nosotros que estamos orgullosos cuando decidimos ir al gym, empezar a hacer yoga, o hacer cualquier cambio positivo en nuestras vidas, también los veganos se sienten así. Y para muchos que lo eligieron, es normal querer que los demás veamos el mundo desde su punto de vista ético, por lo que puede parecer que se creen superiores, pero la autora asegura que no es el caso.

 

3. El veganismo no es viable
Un 37 por ciento de las emisiones de metano se dan por la industria bovina. Las poblaciones de los pescados más consumidos (atún, pez espada y bacalao) han disminuido en un 90 por ciento en los últimos 50 años. Por cada animal silvestre que se tiene para consumo o entretenimiento humano mueren entre cinco y ocho ejemplares durante la captura, traslado y exhibición. Tal como la industria petrolera, la industria de consumo de carne es la que se está viendo como menos viable a futuro, especialmente con el aumento desmedido de la población.

4. Está en nuestra naturaleza comer carne
Hablar de “naturaleza” no tiene mucha cabida en el mundo actual, donde hay medicina, tecnología y nuestra alimentación tampoco tiene mucho de natural (nuestros antepasados no comían cheetos tampoco). En el pasado, quizá comer carne fue una necesidad a falta de más alimento. Sin embargo, hoy en día los vegetarianos y veganos pueden llevar vidas saludables sin la carne, sin pedirle nada a la naturaleza. Hay un amplio abanico de comidas veganas, y en palabras de la autora, no hay que verlo como una pérdida de algo sino como “una nueva puerta para nuevas formas de disfrutar, sentirse satisfecho y seguro de sus convicciones”.

5. Las proteínas en animales no se pueden sustituir
Aunque es necesario que los niños, especialmente menores de 5 años, tengan una alimentación que incluya proteínas animales para evitar problemas a futuro, pasada esa edad tienen la posibilidad de conseguir las suficientes proteínas, hierro y calcio con una alimentación vegana. En el libro viene incluida una tabla de equivalencias en estos rubros, y por ejemplo, 100 gramos de pollo tienen 18.6 gramos de proteína, mientras que 100 gramos de leguminosas como la alubia, frijol bayo, garbanzo y lenteja tienen todos arriba de 20.

En resumen, el veganismo tan sólo busca una actitud responsable hacia nuestro cuerpo y nuestro medio ambiente. Y si bien no está implementado todavía en nuestra sociedad, el cambio puede empezar desde uno mismo eligiendo este estilo de vida.

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