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¿Y por qué no vino?, es la pregunta que me viene a la mente cada vez que decido echarle diente a alguna de las muchas propuestas de cocina de calle (dígase garnachas, tacos y demás manjares) que confluyen en la Ciudad.
Refresco o chela… No gracias, ¿sería posible tener un vaso de Chardonnay con mi torta de cochinita? Una de las combinaciones que más han llamado mi atención fue la de un tazón de caldo tlalpeño con una copa de Amontillado.
“Mi estimado Carlos, acompañar platos de banqueta con vino no es nuevo”. ¡Lo sé!, pero no estoy hablando de sofisticados ejercicios de armonización de street food en restaurante, sino de realmente hacer de la mezcla algo cotidiano. Debo confesar que en ninguna de mis taquerías favoritas he podido beber un vaso de blanco o rosado… No mencionemos puestos de garnachas, donde el tema es casi tan absurdo como comer con cubiertos. Sí, pensar que una tortería venda vino es ridículo, ¿o no? Supongo que es tan descabellado como cuando La Jersey (en el Mercado de San Juan) comenzó a ofrecerlo con sus bocadillos.
“¡Bueno ya!, ¿vas a seguir filosofando o decir qué puede combinarse con qué?”. Empecemos pues con uno de mis favoritos: el tlacoyo. Después de intentar con blancos y rosados, una amiga descubrió la respuesta. “Si es con nopales y cilantro, la respuesta es la Sauvignon Blanc”. Confieso que, después de años de prueba y error, sigo optando por ejemplares de Nueva Zelanda; sus notas de pimiento y cítricos, y marcada acidez, son perfectos para ponerle emoción al antojito.
Vayamos ahora con un consentido de la banqueta: el pambazo. Sin darle muchas vueltas al asunto podría decir que los mejores resultados han llegado con tintos jóvenes de Zinfandel, frutales y especiados, que permiten potenciar el sabor del chorizo.
“¿Y los tacos Carlos?”. Son dignos de una tesis. Resumiendo las combinaciones más indicadas, verificadas a lo largo de veladas taqueras con glotones de amplia trayectoria, me atrevo a decir: los de pastor son perfectos con rosados de Cabernet Sauvignon y, aunque el gasto lo amerita, con espumosos de método tradicional. Los de barbacoa (pida usted campechano) con Malbec estructurados o algún ensamble de Syrah. Los de lengua, con salsa verde, con blancos jóvenes de Chenin Blanc o Chardonnay sin barrica. Los de moronga con Carménère estructurados. El clásico taco placero, de chicharrón con pico de gallo, con blancos frescos e incluso tintos jóvenes de Tempranillo. Lo demás, es perfecto para seguir explorando.
HELIOS ROSÉ
$230.00 Botella
Vinícola Alximia
Zona de producción: Valle de Guadalupe, Baja California
Grenache vinificado como blanco con un toque de Syrah
Vista: Rosado con tonos grisáceos y matices anaranjados. Intensa expresión aromática,
con dominantes aromas frutales: fresas, frambuesas, mandarina.
Boca: Vino fresco, con larga permanencia y gran frutalidad.
Maridaje: Perfecto con cocteles y cebiches. Personalmente, nada como ponerle unos pescaditos
capeados y aderezados con mayonesa, salsa picante y gotas de limón.