“El mundo en una taza”… tal vez sea la frase que mejor pueda describir la complejidad y fascinante diversidad del té. Esta bebida, resultado de la infusión de hojas y brotes de camellia sinensis (planta del té), es capaz de ofrecer, literalmente, un vistazo a las tradiciones y costumbres de diferentes culturas.
Originario de China, el té viajó a todos los rincones del mundo arraigándose fuertemente. Hoy, la segunda bebida de mayor consumo en el mundo, tan sólo después del agua, es capaz de expresarse de una y mil formas diferentes.
“Podemos decir que se trata de una bebida extranjera a la cual cada pueblo y cultura ha agregado aspectos propios”, detalla Andrés Jurado, codirector de la Escuela Mexicana de Té.
El ritual de la ceremonia de té japonesa se realiza en el chasitsu o cuarto de té. Los elementos que se utilizan son el natsume o recipiente para almacenar el matcha; el chashaku, una cucharita de bambú para servir el té; el chasen o batidor de té de bambú y el chawan, un tazón para batir y tomar el matcha.
"A Japón, por ejemplo, el té llegó en el siglo 9 de la mano de monjes budistas. Los monjes, cuya vida está llena de espiritualidad, llevaron un tipo de té molido que era más fácil de transportar; estos aspectos son importantísimos al observar la ceremonia japonesa de té, plagada de elementos rituales y enfocada en el consumo de matcha (té verde molido).
“En Europa se introdujo a principios del siglo 17, con la llegada del primer cargamento de té de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. En Inglaterra la infusión fue adoptada en los estratos sociales más altos, era una bebida reservada para la realeza; esta condición sigue marcando la manera en que los británicos beben té, basta con mirar la sofisticada tradición del afternoon tea”, apunta Jurado.
Teteras, vajillas, métodos de infusión, protocolo de consumo, complementos de sabor e incluso perfiles aromáticos y gustativos también se han ido transformando de acuerdo a costumbres territoriales.
“El primer té que llegó a Europa fue el verde, aunque fue sustituido rápidamente por negro pues era mucho más fácil de transportar desde Asia. Los europeos lo adoptaron inmediatamente, generando incluso utensilios enfocados a su correcto servicio.
“Teteras y vajillas de porcelana y plata, tradicionales en los servicios europeos, surgieron por la necesidad de mantener el agua más caliente (hasta 95 ºC) para infundir el té negro”, señala el codirector de la Escuela Mexicana de Té.
“Las tazas también se originaron en respuesta a la infusión. Las mujeres de la realeza europea no podían beber té en cuencos porque se quemaban los dedos; la respuesta fue inventar un utensilio provisto de una asa, que se pudiera manipular sin apuro”.
El low tea recibe su nombre debido al uso de mesas bajas, donde se montan teteras de corte europeo, tazas de porcelana, pinzas, cucharas y platos
de tres pisos.
De China al Nuevo Mundo
En su tierra natal, el té se aprecia de una forma especial. Ninguna otra región del mundo posee una forma tan particular de infundir y beber las hojas de camellia.
“Primero que nada, China es el único país que cuenta con dos utensilios para infundir el té: la tetera y el gaiwan –recipiente provisto con una tapa que permite remover y colar las hebras de camellia.
“El momento y forma de consumo también es particular y es que los chinos, literalmente, beben té todo el día. Las hojas de té se infunden en pequeñas cantidades de agua, una y otra vez, y se sirven como acompañamiento de todo tipo de alimentos”.
Del otro lado del mundo, en territorio norteamericano, la infusión ha alcanzado una nueva dimensión.
“Si pensamos en volumen es necesario mencionar el té helado, una de las máximas expresiones de la infusión. En 2015, los estadounidenses consumieron más de 3.6 billones de galones de té helado; el mayor consumo de hebras de té, de un modo totalmente distinto al del resto del mundo.
“Además de volumen, esta expresión de la camellia rompe el paradigma de que el té no puede acompañarse con comida. En los restaurantes de los Estados Unidos un altísimo porcentaje de los comensales pide té frío, generalmente negro, como acompañamiento de alimentos salados y dulces”, señala el codirector de la Escuela Mexicana de Té.
Los elementos que se utilizan en el gong fu cha (que representa el arte de “hacer algo bien”) son: mesita de bambú con rendijas para escurrir el agua, tetera, cuencos y gaiwan; utensilios como cucharas y brochas de bambú y, por último, las mascotas de té.
Escuela Mexicana de Té
Dirección: Paseo de las palmas 1, Lote 1, Secc Lago VI, Edificio A, Planta Baja. Lomas de Cocoyoc, Morelos.
Tel: (735) 351 1523
Twitter: @escueladete_mx