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Seguro no das crédito, pero la idea es de un hombre visionario conocido en el estado como Carlos Quintanilla, quien propone unos tintos que bautizó como Laberinto Uno, Dos y Sauvignon Blanc y uno rosado de nombre Nicol, que verdaderamente son una delicia al paladar.
Una serie inspirada por en un laberinto de piedra que se levanta en su propiedad, que tiene como significado el fluir de la energía, tanto del universo como la que guarda la esencia de su vino, que está seguro conquistará a los apasionados por este elixir.
El empresario experto en hortalizas: jitomate, chile serrano y poblano, un día de 2010 viajó a una región francesa vitivinícola donde se dio cuenta que las condiciones de la tierra y el clima eran similares a San Luis Potosí, así que investigó, exploró y tocó, hasta quedar completamente convencido que podía hacer lo mismo en su país.
“Propuse este proyecto con mi equipo de trabajo, alguien me dijo que estaba loco, pero me aventé a esta nueva aventura. Un amigo conocedor de vino me sugirió plantar gran variedad de cepas, para que aquella que no resultara, se pudiera injertar con las que sí. Ahora todo mundo se sorprende de las plantas tan fuertes que tenemos en el viñedo”, comparte el señor.
Es así como abrió Cava Quintanilla en Villa de Aristas, que se ubica al centro-oeste del estado, aproximadamente a 97 kilómetros de la capital potosina. Aquí surgieron sus vinos de primera gama: Laberinto Uno y Dos, el primero es el resultado de la mezcla de malbec, shiraz y petit verdot. El segundo es la combinación de cabernet, merlot y tempranillo.
Una manita argentina
Para la producción invitó al mendocino y enólogo Fabricio Hernández, quien tiene un acercamiento con el vino desde la edad de 5 años, gracias a su abuelo y cuenta con una vasta experiencia en este mundo de la vid.
“Llegar a un lugar con estas características y con plantas jóvenes, para mí ha representado todo un desafío. Estamos en una zona donde nadie apuesta, nadie cree que se pueden hacer buenos vinos. Los dos tintos son nuestra entrada de gama, que van a estar en seis meses en barricas francesas.
“En el viñedo tenemos 13 variedades de uva, y eso, a mí me beneficia mucho para crear fácilmente y hacer un mejor producto. Nuestra idea es ofrecer vinos dulces, que sean fáciles de tomar, accesibles a los bolsillos y que la gente que los pruebe se sienta conforme y confortable con lo que se está tomando”, agregó Fabricio.
Exquisito festival
Este mes FEVINO cerró su año de actividad en la Ciudad de México, donde celebró su tercera edición con la participación de aproximadamente 900 aficionados a esta bebida. Los asistentes pudieron degustar las propuestas de 80 productores, entre los consolidados como Casa Madero, La Cetto y Santo Tomás y aquellos productores nuevos representados por Las Nubes, Bernardo, entre otros.
“Uno de los propósitos en esta ocasión fue dar promoción a los nuevos proyectos vitivinícolas que hay en el país y a este movimiento de precursores como José Luis Duran, que ha estado con sus etiquetas desde el inicio del evento”, comentó Deyanira Álvarez, encargada de comunicación del festival.
Explicó que la edición 2017 arrancará en Monterrey, donde el mercado es considerado como uno de los mejores en todo el país. Además, los organizadores desean dar a conocer la riqueza del vino mexicano, así como el progreso que ha tenido en cuanto a calidad, nuevas productores, proyectos y etiquetas. Por tal razón tendrán como invitados a los estados de San Luis Potosí, Aguascalientes y Zacatecas, que están creciendo en este universo del vino.
DATOS CURIOSOS
3 mil aficionados en 2 días durante la celebración en Guadalajara
900 asistentes en la tercera edición en la Ciudad de México
Vinos Cava Quintanilla
Tintos: 250 pesos
Blanco: 230 pesos
Rosado: 230 pesos