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La sorpresa es un breve estado emocional, en el que uno puede conmoverse o maravillarse con algo imprevisto, raro o incomprensible. La sorpresa se cuenta entre las emociones más profundas que puede experimentar el ser humano; para mí, descubrir un nuevo vino es eso.
Cada año asisto a Millesime México con el único objetivo de dejarme sorprender. Más allá de degustaciones y conversaciones con grandísimos cocineros, el salón gastronómico también ofrece la posibilidad de conocer un montón de chelas, vinos y, últimamente muchos más, espirituosos. Platicar con productores y compartir algunas de sus creaciones es un ejercicio emocionante.
El jueves por la tarde me encontré con Andrés Amor a la entrada de Millesime México. Después de recorrer sus pasillos, dejándonos rendir ante aguachiles, jamón ibérico, panuchos de cochinita pibil, moles y un sinfín de golosos bocadillos, nos sentamos a probar los vinos de la bodega extremeña Habla, que él representa desde hace ya un tiempo. Había probado el Habla Nº11, ensamble de Cabernet Sauvignon, Tempranillo y Petit Verdot, repleto de notas de moras, chocolate, tierra mojada y regaliz, así como el Nº12, un Syrah con aromas de mango, maracuyá, frambuesa y botones de lavanda (sí, un tinto totalmente atípico). Esta vez pude echarle mano a todas las botellas de la vinícola ibérica.
“En serio Carlos, ¿vinos de Extremadura?”. Sí, de la zona de Trujillo, bien pegada a la frontera con Portugal. La bodega nació en el 2000, por iniciativa de Juan Tirado, ganadero dedicado a la cría de caballos de salto; en aquel momento, pensar en hacer vinos de calidad en un terruño extremadamente caluroso, con poco viento, lluvias mínimas y tierra difícil de trabajar parecía ridículo. Como siempre le digo a mis chavos, futuros sommeliers: basta (y bastó en Habla) con ponerle un poco de imaginación al asunto, realizar esfuerzos técnicos y dejarse guiar por la intuición.
Después de probar y probar, lo más sorprendente fue descubrir la filosofía bajo la cual nacen estos vinos extremeños y es que, cada ejemplar se crea –escuchando siempre al viñedo– y desaparece para nunca volver. Así, sólo hay una edición Nº9, una Nº10, una Nº11…
¿La gran sorpresa de la tarde? Cada etiqueta tuvo lo suyo, sin embargo, debo confesar que lo verdaderamente emocionante fue descubrir una bodega en la que todos los vinos guardan un estilo bien definido, una bodega contemporánea con opciones para todos los gustos y, más importante aún, para todos los bolsillos. Si le gusta jugar a maridar platillos con tintos, blancos y espumosos, le recomiendo descorchar el Nº14 con un asado de tira cocido lentamente.
HABLA DEL SILENCIO
Syrah, Cabernet Sauvignon y Tempranillo
Zona de producción: Extremadura, España
Vista: granate y cereza intenso, con matices violetas, brillante y limpio
Nariz: intensa y compleja, con toques intensos de cerezas, moras, menta, pimienta y grafito
Boca: vino goloso, fresco y carnoso a la vez, con abundantes notas frutales y un toque de bombón de licor de cereza
$ 615
bodegashabla.mx