Viejo y Nuevo Mundo… Son dos conceptos que los estudiosos del vino repetimos sin cesar cuando hablamos de regiones productivas, uvas, bodegas y, particularmente, estilos de vinos. En cualquier cata a ciegas, de carácter académico claro, es posible escuchar la pregunta: “¿es un vino de Viejo o Nuevo Mundo?”. El primero, mi querido lector, se refiere al producido en alguno de los países con más larga historia vitivinícola documentada, entre ellos Francia, España, Alemania, Italia, Portugal, Hungría y algunos otros; el segundo, básicamente a todo lo que surge de viñedos ubicados fuera de Europa.
“Pero Carlos, ¿realmente se puede resumir el amplio compendio vitivinícola actual en dos polos?”. Esa es la cuestión. En una industria de tal dinamismo, el tema parece obsoleto.
Durante el foro y campeonato de vinos asiáticos The Silk Route 2016, celebrado en Beijing hace un par de semanas, tuve la oportunidad de escuchar una ponencia de Taner Ogutoglu, director de Wines of Turkey. De acuerdo con Taner, los vinos del Nuevo Mundo hoy pueden entenderse a partir de dos Grandes Eras: primera, la sucedida en los países más desarrollados, entre los que se cuentan productores como Australia, Chile, Argentina, Estados Unidos, Sudáfrica y, por supuesto, México; segunda, en la que se incorporan jugadores como China, Japón e India. Modernidad es pensar en Nuevos Mundos.
“Oye, quedaste en hablar sobre India y Japón”. Ahí le van algunos datos. En Nashik, a sólo 180 kilómetros de Mumbai, se ubica la región vitivinícola más grande de India. Bodegas como Sula y York producen espumosos y vinos tranquilos a partir de Sauvignon Blanc, Zinfandel, Chenin Blanc y Malbec. En Bangalore, estado de Karnataka, la vinícola Grover Zampa concentra sus esfuerzos en la producción de Cabernet Sauvignon y Shiraz con la asesoría del mismísimo Michel Rolland, vendimiando en pleno invierno, ¡sí!, escuchó bien: en invierno.
¿Y Japón? Es digno de una plática extensa. Aunque la Koshu (ícono local) llegó a territorio japonés alrededor del 700 a.C., no fue hasta 1874 que la industria comenzó a tomar forma. El reconocimiento de esta uva como varietal para la producción de vino (OIV 2010), así como buenos resultados con cepas como Chardonnay, Merlot y Müller-Thurgau, han incorporado a Japón a la segunda Gran Era del vino de Nuevo Mundo.
Le cuento, antes de concluir, que un ‘cazador de vinos raros’ me dejó este mensaje: “Fleuriel, en Polanco, importa dos etiquetas de China: un vino de hielo de Vidal y un tinto de Cabernet Gernischt de Ningxia”. Paso la recomendación.
—Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.
$299.00
En Fleuriel
CHANGYU GOLDEN VALLEY ICE WINE
100% Vidal
Zona de producción: Shandong, China
Vista: color dorado y textura consistente.
Nariz: intensos aromas de miel, litchi y peras.
Boca: vino completo, de textura consistente y final seco, que permite equilibrar el gusto general.