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"Para que haya caldo de pollo primero necesitas tener el pollo; y para que la gente consuma vino mexicano, hable más de él y lo considere parte de su cultura y de su día a día es importante la realización de eventos como Nación de Vinos, que proyectan de una manera directa el gran esfuerzo que están realizando los productores de los diversos estados involucrados en el tema", expresa Jair Téllez, chef de Merotoro y Amaya, en la Ciudad de México, y copropietario de Bichi, bodega de vinos naturales asentada en Tecate, Baja California.
Durante dos días, el 19 y 20 de octubre, Bichi, así como otras 49 bodegas nacionales, fue protagonista de un encuentro único en la capital mexicana: Nación de Vinos, una iniciativa realizada en el infield de Hipódromo de las Américas con participación del gobierno federal y de la iniciativa privada, enfocada a la promoción, reflexión, análisis y degustación del presente de la vitivinicultura mexicana.
"Es un esfuerzo que nos está dando una gran satisfacción. Estoy super contenta porque Nación de Vinos se posiciona como uno de los encuentros más importantes en este segmento. Ha sido una oportunidad estupenda para acercar el vino mexicano a la población de nuestro país. Alrededor de 30% de los consumidores de vino en México acostumbran beber productos de bodegas nacionales; es una cifra positiva, sin embargo estoy convencida de que estamos en el momento para lograr que aumente mucho más.
"A pesar de la notable cultura que existe en la Ciudad de México en torno al vino, no es una zona que esté muy acostumbrada a los grandes eventos que concentran las diversas expresiones de lo que se genera actualmente en el país. Por eso es significativo una celebración de esta índole que trae de lleno el universo increíble de propuestas que se están generando en los 10 estados productores, contando además con valor agregado de que invariablemente los vinos de cada bodega son presentados por el dueño de la empresa o el enólogo, sino es que ambos, como ocurre en muchos casos", expresa Valentina Ortiz Monasterio, codirectora de Nación de Vinos.
Encuentros y reencuentros
Para figuras como Óscar Obregón, propietario de Norte 32, más conocido familiarmente como "El Capitán", por su carrera en la aviación comercial, Nación de Vinos manifiesta la consolidación creciente de un sueño en el que algunos como él tuvieron y creyeron hace varios años, cuando nadie apostaba por el vino mexicano. "Me da gusto ver el interés creciente de la gente y que además muchos de ellos se acerquen con una experiencia previa en torno a nuestros vinos; nos platican sobre alguna armonización que tuvieron con alguno de ellos y que todavía recuerdan o, por ejemplo, de la primera vez que probaron Tiziano, y de las sensaciones que les produce ahora mientras conversamos con copa en mano y les platico sobre la nueva añada".
Ortiz Monasterio destaca que en esta primera edición de Nación de Vinos el perfil de asistentes se enfocó a dos grupos específicos. Por un lado se contó un segmento joven de empresarios y profesionistas de diversos ámbitos, pero todos ellos con la característica de estar orgullosos de lo que se produce en México y con el interés patente de conocer más sobre los vinos nacionales. También se contó con la presencia de un importante grupo de consumidores de más de 40 años, interesados en conocer la realidad actual de vino mexicano.
El evento contó asimismo con la presencia de importantes restaurantes que imprimieron el sabor de la cocina mexicana contemporánea en un ejercicio inmediato elocuente de armonizaciones, como es el caso de La Docena, de Tomás Bermúdez, en Guadalajara; Amaranta, de Pablo Salas, en Toluca; Intro, de Ángel Vázquez, en Puebla; Jorge Vallejo, de Qintonil, en la Ciudad de México; Amaya, de Jair Téllez, también en la capital mexicana; además del capitalino Nicos, de Gerardo Vázquez Lugo, reconocido por Wine Spectator por su carta de vinos mexicanos.
"Es muy satisfactorio percibir la proyección que puede tener nuestra cocina en sintonía con los vinos que se producen en México, y que como nuestros platillos, nuestros ingredientes, llevan patente un signo de identidad que nos distingue aquí y en el mundo. Hemos trabajado mucho para que la cocina y el vino vayan de la mano es este esfuerzo diario por proyectar la esencia de nuestra tierra, de las raíces. Me siento muy contento de ser parte de ejercicio donde cada bocado implica una experiencia diferente en el encuentro con los vinos de las diversas regiones productoras del país", dice el chef Pablo Salas.
Para Jesús Rosas, responsable de Sopexa, institución responsable de la promoción de productos mexicanos en el mundo, como el tequila, fue una gran iniciativa para reunir e impulsar las diferentes bodegas productoras de vino en México.
"Fueron dos días con un gran programa de seminarios y talleres enfocados en la industria vitivinícola nacional. Desde mi punto de vista muy personal, faltó difusión y convocatoria. Tuvimos pocos actores profesionales presentes en el evento, actores que justamente hacen vivir y progresar esta industria, como sommeliers, restauranteros, chefs, compradores profesionales, periodistas, etcétera".
René Rentería, consultor especializado en vinos y uno de los responsables en el área de conferencias de Nación de Vinos, considera que además de la organización, ha sido estratégico que en este encuentro se hayan abordado tanto temas tradicionales en torno a esta bebida, como su historia y procesos de fabricación, como algunos más actuales como los referentes a la comercialización de determinados tipos de vinos en nuestro país, como es el caso de los rosados.
"Ha sido ocasión para reflexionar sobre nuestro pasado y nuestro presente vitivinícolas, pero también para explorar nuevos segmentos y reflexionar sobre las oportunidades de negocios que existen tanto en México como en el extranjero", opina.
Jair Téllez agrega que Nación de Vinos ha sido una labor impresionante por la organización del evento, la convocatoria, pero sobre todo por lo que significa en cuanto al acercamiento de las casas vinícolas con el público. "Al estar tantas bodegas, naturalmente te reencuentras con los amigos. Pero también ha sido un enriquecimiento al conocer gente muy interesante que se intersa por entender y apreciar el mundo del vino. Creo que es una actividad que ha dado un estado de ánimo positivo a nuestra industria".
"Me gustó lo bien puesto del evento: la amplitud de espacios, la ligereza de todo el concepto que te da un sentido de comodidad, además de la presencia continua de elementos naturales, en sintonía con la conciencia sobre la importancia del medio ambiente. Ha sido una labor muy interesante donde lo que más resalta es el interés en hacer un frente común en torno al vino mexicano, trabajando en función de ese tercer actor, que es fundamental para que esto funcione", resalta el enólogo Jesús Diez.