¿Qué determina la grandeza de un vino? Expresión aromática, capacidad de envejecimiento, potencia gustativa, rareza, edad… ¿existe acaso alguna fórmula para saber, a ciencia cierta, cuando un vino es verdaderamente sublime?
La respuesta (como la pregunta) es subjetiva y está profundamente ligada al papel que juega el fermentado en la vida de cada consumidor. Para mí, un gran vino es aquel que guarda coherencia entre resultado e intención, aquel en el que puedes percibir una idea o una emoción al primer sorbo. ¿En el aspecto técnico?, aquel vino que es elegante al mismo tiempo que armónico, expresivo y también equilibrado.
La semana pasada, junto a un nutrido grupo de sommeliers, cocineros y uno que otro colega de juerga, participé en una cata vertical –dígase una degustación de diferentes añadas de un mismo vino– organizada por La Naval. ¿El invitado de honor?, ni más ni menos que el mítico Opus One, vino de culto nacido de la unión entre el Barón Philippe de Rothschild (Château Mouton Rothschild) y Robert Mondavi, el más grande ícono de la viticultura estadounidense. Claro que la experiencia durante la cata fue intensa; pocas veces en la vida se pueden probar etiquetas de tal envergadura y, más importante aún, en una serie de diversas cosechas.
Pero no, querido lector, no voy a desperdiciar estas valiosas líneas describiendo los aromas y sabores divisados durante el ejercicio, ¡no!, esos pueden leerse en cualquier guía o compendio dedicado al vino californiano. Lo que verdaderamente capturó mi atención y que resulta digno de compartir son las palabras de David Pearson, director ejecutivo de Opus One y responsable de la degustación. Primero: “para entender un gran vino hay que preguntar al enólogo (o creador, agrego yo, pues muchos de los grandes innovadores de la viticultura son todo menos enólogos) qué es lo que quiere transmitir”. Segundo: “los grandes vinos no sólo nacen de la unión de ciencia y técnica, también son producto de la intuición”. Tercero: “los grandes vinos también son aquellos que logran persistir en el tiempo, que son capaces de seguir fascinando generación tras generación”. Vaya frases.
Es cierto, todos los vinos pueden alcanzar la grandeza, incluso si se trata de humildes y sencillos ejemplares. ¿Cómo? Logrando cumplir el propósito bajo el cual fueron creados, siendo coherentes en este aspecto.
Voy a terminar esta entrega con una última idea: no importan precios, galardones o puntuaciones ofrecidas por afamados catadores, un gran vino es aquel que hace vibrar SU paladar. ¿O no?


—Carlos Borboa es periodista gastronómico, sommelier certificado y juez internacional de vinos y destilados.

$1,130 La Naval
Mira Pinot Noir
100 % Pinot Noir
Zona de producción: Los Carneros, Valle de Napa
Vista: rojo cereza con destellos granate, limpio y brillante.
Nariz: notas frutales, de moras y cerezas, así como balsámicos y mentol. Cuando se oxigena, despiertan aromas de caramelo.
Boca: ataque sutil, con presencia de cereza, grosellas y fresas. Taninos suaves y persistencia media, muy cálido.

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