La magia de convertir una cucharada de azúcar en un "algodón" más grande que la cabeza del comensal, y de hacerlo "desaparecer" al contacto con la boca, se festeja cada 7 de diciembre en Estados Unidos.

Por ello, el restaurante mexicano Lolita Cocina and Tequila Bar, de Boston, cerrará esta noche sus cenas con un algodón de azúcar sabor manzana verde. En esta misma ciudad la chef Lydia Shire, del Towne Stove and Spirits, servirá una versión gourmet de maple por 6 dólares (cerca de 84 pesos), o por 10 dólares (unos 140 pesos) si llega a la mesa acompañada de pastel y helado de caramelo.

‘SEDA DE HADA’

Esta golosina que apenas acaricia el paladar, pero que lo tiñe de colores durante varios minutos y deja pegajosas las manos, empezó a divertir a los comensales en 1900, gracias a una máquina presentada por los fabricantes de caramelos William Morrison y John C. Wharton en la Feria Mundial de Francia, de acuerdo con datos de Food Timeline.

Con el nombre de Fairy Floss, el invento llegó a Estados Unidos cuatro años después. Su función era calentar azúcar con colorante hasta derretirla, y con fuerza centrífuga filtrarla por pequeños agujeros para que, al contacto con el aire, se solidificara formando hilos finos que se podían enredar en un palo.

Se dice que en el siglo XV los cocineros italianos hacían lo mismo para decorar postres, pero de manera manual y tan laboriosa que no cobró popularidad.

Los admiradores de esta golosina llamada primero sugar supun se multiplicaron en la década de 1940, cuando la empresa Gold Metal Products comercializó a precios accesibles la maquinaria para su confección.

Aún ahora el algodón de azúcar cuenta con adeptos de todas las edades, ya que a pesar de su apariencia su contenido calórico es menor que el de un refresco de 350 mililitros.

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