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Es temporada de vendimias. Diarios, revistas especializadas, blogs, redes sociales… por doquier es posible leer sobre vino mexicano, sobre su diversidad (a mí juicio, la característica que más diferencia a la viticultura nacional) y consolidación. Algunos prefieren destacar el carácter festivo y social de la nueva cosecha. Otros, aprovechamos para reflexionar acerca del momento que vive la industria local.
No hay duda: el sector del vino en México se encuentra en pleno auge y, como auguran algunos de los más experimentados productores, seguirá creciendo a pasos agigantados en los próximos años. Actualmente, es posible ver una industria en franco afianzamiento, en donde que tienen cabida grandes bodegas pero también pequeñas vinícolas quienes, como bien dice el enólogo Hugo d'Acosta, son las principales responsables de que el tema del vino mexicano haya tomado tanta fuerza. ¿La consistencia en la calidad? Poco a poco se va reafirmando, como una virtud que dicta quién se queda y quién se va del amplio espectro de etiquetas nacionales.
La temporada de vendimia también es perfecta para cuestionar qué nuevos caminos debe recorrer el sector. Me viene a la mente una pregunta que me hacía un grupo de alumnos hace tan sólo un par de semanas: “Carlos, fuera de México, ¿qué tan conocido es nuestro vino?” ¡Eso! Vamos al punto en cuestión.
La respuesta, por muy dura que parezca, es que los vinos nacionales son totalmente desconocidos en el mundo. Aunque se perciben como de muy buena calidad, son muy pocas las etiquetas que pueden hallarse en el extranjero. Sí, se están haciendo muchos esfuerzos, particularmente por parte de sommeliers y amantes del vino mexicano, quienes tratan de promoverlo en foros públicos y privados. Sí, también es cierto que hace falta que las bodegas pongan mucha más seriedad en el tema. Es claro que, mientras el mercado mantenga los niveles de crecimiento de la última década, las vinícolas se seguirán enfocando en el consumo nacional. Sin embargo, tampoco hay que ignorar el interés que tiene el mundo por probar los fermentados de México.
Durante una visita a México para reconocer la labor de algunas bodegas nacionales, Baudouin Havaux, el presidente del Concurso Mundial de Bruselas me decía: “Sabes Carlos, lo único que necesita la industria mexicana es darse cuenta de su enorme potencial; entender que es necesario hacer de sus vinos parte del panorama común internacional.” Estoy seguro, las vinícolas mexicanas saben hacer frente a cualquier estilo, varietal, denominación... ¿Por qué no dar el siguiente paso?
Concierto Enológico, 2013
Merlot, Cabernet Sauvignon y Ruby Cabernet.
$600.00 en Palacio de Hierro
Zona de producción: Valle de Guadalupe, Baja California.
Vista: ciruela púrpura con tonos brillantes.
Nariz: frutos pasificados, dátiles, maple, cereza roja, madera, clavo y cerezas.
Boca: ataque intenso, con cuerpo medio-alto. Notas de canela, tostados, caramelo de leche
y pimienta.