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La riqueza, expresividad y carácter de los vinos del Nuevo Mundo, frente a la franqueza y profundidad de los sabores de la cocina italiana del restaurante Romina, en la Ciudad de México, son la esencia de una experiencia sensorial única, dentro del marco del programa Corcho Gourmet, que llega a su segunda temporada.
"Es un programa que enlaza la propuesta restaurantera de la Ciudad de México con diversas expresiones vinícolas de distintos países. La evolución que ha logrado nuestro país en el tema de apreciación de esta bebida ha llevado a las bodegas a confiar en la gastronomía como una plataforma idónea para que los consumidores conozcan y aprecien vinos de reconocida calidad internacional.
"Hay una enorme inquietud por saber más de etiquetas, regiones y bodegas. Eso desde luego también se proyecta en el tema gastronómico, en la mayor presencia del vino en los restaurantes y el interés de la gente por experimentar armonizaciones, por hacer de esta bebida un punto esencial en sus celebraciones, las comidas de negocios; pero también en los momentos más familiares y cotidianos", dice Alberto Navarro, especialista en vinos y destilados, responsable de la conducción de este programa desarrollado por La Madrileña.
Acorde con esta filosofía, los sabores de la cocina del chef Mario Magaña, de Romina, "L'amore per la buona cucina italiana", como reza su leyenda, son protagonistas de un juego de armonizaciones: Pepata di cozze con pomodoro (mejillones, vino blanco y salsa de tomate) con Whiteheaven Sauvignon Blanc, de Nueva Zelanda; Carpaccio di pagello (láminas de huachinango y aderezo de cítricos) con Ghost Pines Winemaker´s Blend Chardonnay, de Napa, Sonoma y Monterey, California; Salmone arrosto (salmón rostizado con setas salteadas) con MacMaurray Estate Vineyards Pinot Noir, de Central Coast, California; Rissotto alla Primavera (arriz carnaroli, verduras de la estación y parmesano reggiano) con Louis M. Martini Winery Cabernet Sauvignon Napa, California; cerrando con los Dolci della Casa (postres de la casa), acompañados con Ghost Pines Winemaker's Blend Zinfandel, de Sonoma y San Joaquín, California.
"Es una estupenda experiencia. El Sauvignon Blanc neozelandés va en excelente sintonía con ostras frescas, mejillones, en general con todos los bivalvos. En ese sentido, el maridaje con almejas también es un éxito. Lo que he buscado en todo caso es tener el mejor producto del día para llevarlo a la mesa sin la menor duda de su calidad. En el caso del Carpaccio, el Chardonnay nos brinda la ocasión para apreciar el sabor de los cítricos, que se pontencian en conjunción con la textura del corte. Por otro lado, la consistencia del salmón, con más grasa, va muy bien con el Pinot Noir californiano, que además no compite con la potencia de la salsa de las setas salteadas. El Cabernet Sauvignon armoniza muy bien con el rissotto y la concentración de sabores que brindan las verduras de la estación: las notas de pimiento morrón del vino complementan estupendamente el platillo.
UNA RUTA SATISFACTORIA
Al punto ya de seis años de trayectoria en Romina, Magaña expresa que ha sido un proceso muy satisfactorio, partiendo de la base de generar siempre menús de temporada, con los productos más frescos. Esa visión lo ha llevado precisamente a generar diariamente tres propuestas en la carta, acorde con las novedades que se encuentran en el mercado y con los proveedores.
"Ha tenido una respuesta sensacional. Además es gratificante llega a nosotros no porque somos un restaurante que le queda de paso, sino porque ya sabes sobre la calidad de nuestro trabajo. En el caso de los vinos también hemos hecho un intenso trabajo, con 250 etiquetas italianas y un complemento de 16 de otros puntos: México, Argentina y España", precisa Magaña.