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Para hablar de vinos de alta gama españoles hay que mencionar, sin lugar a duda, aquellas bodegas que conforman el grupo de Grandes Pagos. No se trata de una región vinícola específica, como lo es la Rioja o Ribera del Duero, “sino de una asociación de bodegas que se han unido para identificarse unas con otras, donde todas elaboran vinos de máxima calidad bajo el mismo tenor en cuanto a la elaboración de vino, conocido como la ‘filosofía de Pago’,” explica Adolfo Hornos Prados, winemaker y gerente general de la bodega Vallegarcía, durante la visita de representantes de este grupo a México.
Estamos en Estudio Millesime, donde una de las actividades en la agenda fue atender a una clase magna sobre los vinos que producen estas bodegas. “El grupo está unido por la misma preocupación: hacer vinos de gran calidad con una expresión íntima y cercana al terroir. No somos una zona geográfica,” puntualiza Hornos mientras las copas comienzan a llegarse con el Viognier de Vallegarcía. “Los vinos de Grandes Pagos de España están puntuados entre los más altos por críticas nacionales e internacionales. Se trata de vinos muy respetados. Por ejemplo, los vinos de nuestra bodega están por encima de los 90 puntos Parker y el Syrah que elaboramos se ha considerado, en tres ocasiones, como el mejor de España.”
Al catar el Viognier, un monovarietal con crianza en barrica francesa de 12 meses, comprobamos que el objetivo de estas bodegas se cumple en copa, pues es un blanco expresivo, con la madera bien integrada, contundente y con un color dorado meloso. “Este es un vino blanco para comer,” expresa Adolfo, “no se trata de un vino típico: tiene mucha glicerina y las notas de la barrica son elegantes. Nosotros fermentamos el 30 por ciento en barricas y el resto en acero inoxidable, un equilibrio que logramos después de hacer numerosas pruebas para lograr el ensamble.”
La finca Vallegarcía, con más de mil quinientas hectáreas, destina 31 hectáreas para la elaboración de vino, dos hectáreas para los olivos centenarios y cerca de 400 para el cultivo de cereales. “El resto es puro bosque, donde habitan ciervos, jabalíes y una vez al año tenemos temporada de caza de venado. Es un paraíso natural,” relata Adolfo, quien trabaja este proyecto enológico desde 2000. “La bodega comenzó a plantar en 1999 y durante cinco años elaboramos los vinos en una bodega cercana, pero cuando Robert Parker constató la calidad de nuestros vinos, se decidió invertir en la construcción de la bodega, la cual se inauguró en 2006.”
Desde entonces, la bodega Pago de Vallegarcía se ha enfocado en elaborar un portafolio con cuatro vinos: el Viognier, en el apartado de los blancos, un 100% Syrah y dos ensamblajes de corte puramente bordelés: el Hipperia y el Petit Hipperia, ambos mezclas de Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot. “Un periodista muy conocedor me dijo que Hipperia es el mejor vino de corte bordelés elaborado en España. Es un tinto muy peculiar con un descanso en barrica de roble francés de primer uso entre 12 y 14 meses. Este vino es particular por la forma de elaboración: estamos en el centro de España pero tenemos cierta influencia atlántica importante. Además, el ensamblaje lo hacemos con un enólogo bordelés y el método de elaboración es muy afrancesado, por lo que los críticos, cuando prueban en una cata a ciegas, lo toman como un Burdeos, pero es un vino elaborado en terruño español,” explica el winemaker.
Finalmente, con respecto a los nuevos proyectos de la bodega, Adolfo tiene en mente plantar Garnacha y Cariñena. “Quiero hacer de mi Syrah un vino más complejo. Soy partidario de los vinos de ensamblaje y este trío es una mezcla infalible; pensamos de un corte al estilo Ródano o Priorato,” finaliza entusiasmado.