El Grillo abrió sus puertas el pasado 20 de enero bajo un concepto inspirado las clásicas cantinas mexicanas pero con toques muy particulares: cocteles bien ejecutados, platillos fuera de lo convencionales, clientela de jóvenes adultos de clase media y una mezcla de géneros musicales entre pop, ambiental y electro. El lugar sorprende, en primera instancia, por sus dimensiones: se trata de un restaurante amplio, con aforo para 180 comensales, ya sea en planta baja o primer piso. La carta, grande; y no sólo en forma figurada, sino literal. De dimensiones similares a las de un pequeño periódico impreso, puede resultar ideal para ubicarse entre la amplia oferta de posibilidades para comer, pero estorbosa al momento de terminar la elección de los alimentos. Antes de comenzar con el recorrido de la carta, las bebidas. Para comenzar una agua fresca, de sabor tradicional pero combinación inusual, naranja con pasilla: refrescante por la naranja y pungente por el picor del chile, que curiosamente no se siente en la lengua sino en la garganta. Y como aperitivo, un gin & tonic, que no llega a la mesa ya elaborado, sino listo para prepararse en un gueridón al gusto del comensal, donde un mesero ofrece entre los diferentes “perfumes” para servirlo: cítricos o especias, así como los diferentes tipos de ginebras.

El recorrido comienza con el platillo ostiones 444: un platillo con cuatro ostiones Rockefeller (gratinados), cuatro ostiones Cárdenas (con chorizo) y cuatro ostiones Madrazo (con mantequilla). De las tres variedades, la más relevante y equilibrada: los Rockefeller, con una salsa cremosa que contrasta de manera exitosa con la textura de los ostiones. Los otros, aunque buenos, no llegan al resultado tan placentero de los Rockefeller. La travesía culinaria continúa con un chicharrón de pulpo estilo nayarita, que tiene un buen y equilibrado sabor gracias al pico de gallo de piña con habanero, aunque queda a deber un poco con la textura del pulpo, que no es ni totalmente suave ni totalmente crujiente.

Antes de llegar al plato fuerte, hacemos una pequeña escala con un taco petrolero, que está constituido por fideo seco, arroz en su tinta y un camarón con alioli. Éste en particular está muy equilibrado en texturas y sabores. Lo cremoso del alioli, la presencia de la tinta del arroz y el sabor del fideo conjugan de buena manera cuando se envuelven en la tortilla. Un platillo que tienta a hacer más de una escala en él.

Para rematar el recorrido de platillos, casi exhaustos, se llega el pork belly, un corte de la parte del estómago del cerdo, caracterizada por ser grasa y con una textura suave y jugosa. Popular en las cocinas chinas y coreanas, en El Grillo se presenta estofada y acompañada de una ensalada de vegetales y salicornias, así como una porción de salsa. El acompañamiento de vegetales resalta por su sabor, hazaña que desafortunadamente no logra el pork belly al no llegar lo jugoso que debería, desperfecto que se resalta con la escasa porción de salsa que acompaña la carne.

Este nuevo lugar en Polanco compite contra muchos otros que han buscado llegar a un público muy determinado, con resultados casi siempre exitosos. Los cocteles son excelsos y el menú trata de salirse de la zona de confort con propuestas que van más allá de lo convencional, a veces sin tanto éxito. Sin embargo, al presentar una carta nueva y tan amplia, regresaremos ávidos a El Grillo para notar la evolución de este lugar que, estamos seguros, logrará posicionarse como un favorito en su concepto.

El Grillo Polanco Dirección: Homero 135, Col. Polanco

Tel: 5255-2066

Twitter: @El_GrilloMX

 Horario: lun-Sáb, 1:30-1:30 / dom 1:30-19 hrs.

Promedio: 500 pesos

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