Anís. Es originario del Medio Oriente, y crece silvestre en Egipto y en Grecia; durante la Edad Media se extendió su cultivo a Europa y siglos más tarde a
América. Se trata de una planta herbácea que puede cultivarse fácilmente en el jardín; requiere mucho sol y suelo con buen drenaje. Con ellas se dan sabor
a los pudines, galletas, pasteles y tamales dulces; también se emplean para preparar infusiones y licores.