Polar, Zonda y Sudestada son tres vientos que se manifiestan en el sur del continente dejando la huella de su presencia en la vid y en la tierra, trazando con esto los rasgos de su terroir.  Los tres inspiran el nombre de la Trivento, bodega Argentina que se entra sitúa en una de las capitales mundiales del vino, la ciudad de Mendoza, lugar donde se produce cerca del 70% de los vinos argentinos.

Este negocio fue fundado en el año de 1996 por la empresa de origen chileno Viña Concha y Toro, su primera adquisición fue una bodega de dos millones de litros y la finca Los Vientos de 154 hectáreas ubicadas en Maipú, en la actualidad cuenta con viñedos en lo más selecto de Mendoza, Valle de Uco, oasis Luján-Maipú y oasis Este.

El ciclo de la vid

El efecto de sus vientos se deja sentir y marca pautas en el desarrollo del ciclo de la vid, el viento Polar, álgido y seco, anuncia el inicio del invierno indicando con sus primeros vientos el momento de la poda del viñedo; el Zonda desciende de la Cordillera de los Andes durante todo el año, teniendo su mayor influencia en la época de primavera, ayudando con sus vientos cálidos y secos a la brotación de las yemas en la vid; la sudestada se presenta en verano, su frescura y nubosidad le da un equilibrio a la intensidad solar.  No sobra reconocer la intensa y rica cultura del vino existente en este país sudamericano, la cual tiene sus raíces en las tradiciones gastronómicas de los inmigrantes europeos, principalmente de origen italiano, que se asentaron en el país.  Sin dejar de incluir por supuesto la influencia española, francesa e indígena que ha nutrido a varias generaciones de enólogos y productores.

Más allá de su genealogía, la bodega nace con el legado de una  empresa en un lugar privilegiado, la cual otorga el reconocimiento a su terroir expresando el quehacer de un  gran vino.

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