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Originaria de la ciudad de Kumamoto, en Japón, Kazu Kumoto llegó a nuestro país debido al trabajo de su primer esposo; él se fue, pero ella se enamoró de la cultura y sobre todo de la calidez de los mexicanos, y se quedó. Comenzó impartiendo clases de cocina nipona, después creó una empresa de catering (que duró alrededor de 20 años).
“Fue circunstancial haberme quedado, pero lo que me gustó fue la aceptación. Me encanta ver a las personas cuando degustan mis platillos, desde el primer bocado se puede ver si les gusta o no. En ese sentido, los mexicanos son más sencillos que la gente de otras nacionalidades porque son más expresivos. Es un reto que les guste, que la gente mexicana acepte más mi cocina”, comenta la experta cocinera.
Su primer restaurante se llamó Tori-Tori; después, hace un poco más de ocho años, abrió Murasaki y un año después otra sucursal de este mismo concepto, junto con el Grupo Estoril. Y desde hace seis años, su más reciente creación fue Torobi, “aquí la carta es más amplia, no sólo barra de sushi, también incluí platillos de cocina fría y caliente, cortes de carne japoneses, que no son como los americanos, sino más pequeños y menos gruesos, pescados, teriyaki, sashimi y otras especialidades”, explica.
Sabiduría en la sangre
La inquietud de Kazu de establecer su propio
negocio no surgió de la nada, al contrario, ella proviene de una familia de gran tradición restaurantera. “Por eso tuve la oportunidad de degustar muchos platillos de época, después de la Segunda Guerra Mundial, que le pegó muy fuerte a Japón igual que a otros países, hubo un resurgimiento de la cocina y una evolución. Cuando yo tenía entre 10 y 20 años viví la experiencia de probar muchos platos tradicionales y también de la nueva corriente”, recuerda.
Todo ese conocimiento lo trajo a México y agregó elementos para consentir a los paladares nacionales. “Siempre busco dentro de la cocina japonesa, algo que les guste a los mexicanos. Cuando me limitaba era con los visitantes japoneses porque les iba a parecer que la comida no es como allá, pero les agrada porque hago lo intermedio entre lo original y lo de aquí”, añade.
Kazu asegura que la base de sus platos es el arroz. “En cocina japonesa, este platillo no es complementario, sino el principal, y los demás sabores sirven para degustarlo. Ahora hay mucha tecnología para preparalo, pero lo importante es hacerlo bien porque es la base. Claro que la gente piensa que la culinaria japonesa es solamente sushi, pero es mucho más que eso”.
Finalmente, Kumoto aconseja a los estudiantes ser constantes en lo que les gusta, “se necesita sensibilidad para hacer las cosas, esfuerzo incansable en todo, ese es el secreto del éxito”.