La tendencia de crecimiento económico en México no parece halagüeña; la desaceleración durante el cuarto trimestre de 2018 podría mostrar el camino. Durante el primer trimestre de 2019, los diferentes actores económicos han estado a la expectativa, en un ambiente de incertidumbre y aprendizaje. La falta de un Estado de derecho y la inseguridad son factores que influyen en esta incertidumbre en nuestro país. Ha sido un periodo complejo, donde las decisiones tomadas por el Ejecutivo federal han tenido afectaciones en el desempeño económico.
Durante este periodo se cancelaron diferentes obras de infraestructura, se eliminaron entidades específicamente dedicadas a la promoción y atracción de inversiones y más recientemente (ya en segundo trimestre del año) se cancelaron las zonas económicas especiales. Por supuesto, en todos los casos hubo argumentos asociados a altos costos, corrupción, mal manejo de recursos asignados y resultados prácticamente nulos. No obstante y, como hemos ya mencionado en documentos anteriores, hay que tener cuidado en destruir para luego intentar construir; debemos evaluar los errores y aciertos del pasado y trabajar en ejercitar nuestro papel de actores constructivos en cada paso de la actual administración. El objetivo es construir un México más fuerte partiendo justamente de la solidez que tienen nuestras Instituciones.
A lo anterior, podemos agregar un ambiente externo adverso. La economía mundial se ha ralentizado; datos del Fondo Monetario Internacional muestran que el crecimiento global en 2019 será de 3.3%, es decir 0.3 puntos porcentuales menos que el crecimiento de 2018 y 0.6 puntos menos respecto a 2017. Algunos de los factores que influyen en ello son la disminución en la dinámica del PIB de China, las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, la pérdida de fuerza de la Zona Euro, principalmente. Para Estados Unidos, las estimaciones de dicha institución son de 2.3% de crecimiento del PIB para 2019 y 1.9% para 2020. Es decir, se espera una desaceleración aún más pronunciada en la dinámica del principal socio comercial de México.
En los próximos días, aparecerán las primeras estimaciones del crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2019; en Consultores Internacionales, S.C. estimamos que estará entre 1.2% y 1.4% a tasa anual. La dinámica económica en México se ha visto afectada, entre otros factores por la baja inversión, aletargada y a la expectativa.
Comienzan a revelarse datos importantes del primer trimestre: 269,143 empleos creados, según datos del IMSS; inflación de 4.0% calculada de marzo de 2018 a marzo de 2019 y tipo de cambio promedio en el año de 19.15 pesos por dólar.
La pregunta es: ¿qué podemos esperar el resto del año? Estimamos que el crecimiento económico cerrará 2019 entre 1.5% y 1.8%, esto es, muy similar a las estimaciones realizadas en el documento de Pre-criterios 2020, pero por debajo de la estimación original de 2.0%.
En cuanto al sector externo se refiere, las exportaciones crecerán entre 4.9% y 7.2%, mientras que las importaciones lo harán a razón de 4.2% y 7.4%. Esto es en estricto relevante, dado que el modelo de crecimiento es altamente intensivo en importaciones y exportaciones. Destacamos al respecto que en el análisis de los datos del U.S. Census Bureau, se aprecia una disminución en las nuevas órdenes de compra del sector manufacturero estadounidense, desde septiembre de 2018, que parece acentuarse en este primer trimestre del año.
Hay además en el aire varios temas más que podrían tener impacto en el desempeño económico del país, tales como la firma del T-MEC, que se espera en las próximas semanas suceda; sin embargo, depende principalmente de los tiempos de Washington, la posible imposición de aranceles a autopartes y vehículos por parte de Estados Unidos, las amenazas del cierre de la frontera norte, entre otros.
Al interior, de materializarse alguno de los temas arriba mencionados, podrían generarse fuertes presiones en el tipo de cambio y la inflación; podríamos ver una disminución en uno de los indicadores con mejor desempeño en los últimos meses, el índice de confianza del consumidor. Falta ver cómo actuarán las calificadoras de riesgo en los próximos meses;
recordemos que algunas como Fitch y S&P, en este trimestre, redujeron sus perspectivas para Pemex y México, lo que sin duda afectará la confianza de inversionistas.
En suma, no es un panorama prometedor el que se vislumbra, ciertamente tampoco apunta a una terrible catástrofe económica; no obstante, sí podemos observar nubes de tormenta en el horizonte. Queda entonces actuar en consecuencia, ya que están en juego millones de empleos y millones de personas en situación de pobreza. La parálisis mostrada por los diferentes actores, inversionistas, banca de desarrollo y dependencias federales debe cambiar a la brevedad. Es preciso reactivar la economía, fortalecer el Estado de derecho para garantizar la seguridad en el desempeño de las actividades económicas, generar una estrategia consensuada y encontrar los mejores canales de comunicación con el gobierno federal para alinear esfuerzos.