Es momento de empezar a enfrentar los grandes desafíos que presenta nuestro país y no de seguir dividiendo. Todos, independientemente de ideologías y filiaciones políticas, somos corresponsables del futuro de México y así debemos entenderlo.
Uno de estos retos, el más demandante, es el de recuperar la seguridad, pero no a cualquier costo. Queda claro, y nadie lo pone en duda, que es urgente pacificar al país. Nuestra postura jamás ha sido ir en contra de la Guardia Nacional, pero sí del planteamiento de Morena y sus aliados, quienes pretenden un mando militar y no uno civil para este nuevo organismo.
Abundo sobre el tema: el Presidente de la República pidió a sus legisladores en el Senado que revirtieran las modificaciones aprobadas por los diputados, porque claramente no quedó satisfecho, pues su intención es militarizar al país. En concreto, Andrés Manuel López Obrador señaló dos puntos: uno, que atañe a la capacitación de los futuros guardias nacionales y otro, sobre "la facultad de las Fuerzas Armadas para intervenir en asuntos de seguridad pública".
El tema ha cobrado tal relevancia que la discusión no sólo se ha quedado en el Senado, sino que ha sido necesario abrir foros de consulta para escuchar a la sociedad civil, instituciones académicas y autoridades.
Al respecto, estamos ya muy cerca de que se tome la decisión última sobre el tema, pues el lunes 18 de febrero se reunirán las Comisiones de Puntos Constitucionales, Estudios Legislativos, Derechos Humanos y Federalismo, para votar el dictamen.
Mientras que la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado ha propuesto el próximo martes 19 de febrero como plazo perentorio para discutir y aprobar en el Pleno la creación de la Guardia Nacional.
En este contexto, hay que subrayar que los senadores panistas no estamos trabajando en la conformación de un bloque común PRI-PAN-Movimiento Ciudadano-PRD en contra de la propuesta del presidente López Obrador; lo que estamos haciendo es dialogar y consensuar entre las distintas fuerzas políticas para sumar coincidencias, con el único propósito de darle a los mexicanos la certidumbre de una mayor tranquilidad en el tema de la Guardia Nacional.
Estamos hablando de salvaguardar y proteger la vida de nuestras familias, de nuestros hijos, de nosotros mismos. Lo que se plantea para la creación de la Guardia Nacional no es un modelo de seguridad pública, no confundamos un componente con un nuevo modelo. Los cuerpos de seguridad deben ser comandados por autoridades del orden civil, bajo una perspectiva democrática y ciudadana, no militar. La militarización y el centralismo abren peligrosamente la puerta a la tentación autoritaria, una tentación que no podemos permitir.
Como Senador de la República y mexicano expreso mi total respeto a las Fuerzas Armadas por su labor y su trabajo por México. No estamos en contra de lo que representan y han hecho por el país. Por el contrario estamos muy agradecidos.
Lo que no podemos hacer es confundirnos: la Guardia Nacional, por sí misma, no resuelve la crisis de inseguridad. Tenemos una institución que es muy reconocida por todos nosotros, pero debemos de acotar sus facultades y crear un verdadero marco jurídico que beneficie y proteja a las Fuerzas Armadas y a la ciudadanía, pues éstas deben tener otras labores, no la de la seguridad pública.
Esta es nuestra tarea y de las diferentes fuerzas políticas: hacer un frente común y lograr una Guardia Civil que le apueste a las policías municipales y estatales, que la preparación tenga una disciplina militar, pero que el mando sea civil. Que el Ejército tenga las facultades y un marco jurídico, pero solamente por un tiempo determinado, de forma subsidiaria, y en donde de verdad se necesite.
Coordinador de la fracción del PAN en el Senado de la República