Varios estudiosos han considerado en los últimos tiempos que la democracia está en crisis, y existe una percepción creciente de que está en retirada en todo el mundo. México no es la excepción.

Larry Diamond sostiene que hemos entrado en un período de recesión democrática (Democracy in Decline? 2015). Steven Levistky y Daniel Ziblat se cuestionan si acaso estamos viviendo una epidemia de ruptura de normas, de tal magnitud, que desafía a la democracia (How Democracies Die. 2018).

Las escuelas politológicas de las universidades más prestigiadas de los países que a finales del siglo XX se clasificaban como “democracias estables”, hoy cuestionan el modelo democrático y agregan nuevos indicadores y dimensiones a los índices de la medición, y nuevos fenómenos a la observación y análisis.

Un mundo donde la migración surge como un problema global con su reacción tan diversa; el nacimiento y la consolidación de la extrema derecha; el bajo ciclo económico; la inteligencia artificial y el mega data, producen cambios significativos en el comportamiento democrático mundial.

Hoy en día existe una percepción creciente de que los gobiernos democráticos no están cumpliendo, lo que conduce a la apatía, al populismo y al descontento social, generando una aparente regresión hacia comportamientos autoritarios. También existe una percepción de que la democracia necesita expandirse más allá del ámbito estrictamente político.

Al mismo tiempo, los esfuerzos internacionales para profundizar y fomentar la democracia y los derechos humanos parecen haberse detenido o, en el mejor de los casos, disminuido.

El debilitamiento de la democracia es causado por la erosión de las normas fundamentales: Los modelos constitucionales están siendo afectados (ya escribía en artículo anterior sobre las negociaciones de reformas estructurales a cambio de la reforma política). La democracia ya no termina sólo con revoluciones o golpes militares, sino con el debilitamiento de las instituciones, como las instituciones electorales y la erosión gradual de las normas políticas.

Las nuevas tecnologías son actualmente objeto de abuso para influir en las intenciones de voto y generar información falsa. Las/os votantes están cada vez más preocupados por la seguridad y el anonimato de sus votos y datos personales. Los organismos electorales invierten en tecnología para mejorar sus sistemas de seguridad cibernética, vitales para la integridad de los resultados y para evitar interferencias externas.

La violencia electoral no es un tema técnico: amenaza directamente la democracia y la integridad electoral en algunos países, y requiere una respuesta que aborde la desigualdad y los problemas socio-económicos estructurales. Las agencias internacionales y regionales diseñan mecanismos políticos para gestionar crisis e involucrar a los actores sociales y políticos en los esfuerzos para negociar soluciones.

Por quinto año consecutivo, el apoyo a la democracia en América Latina no ha mejorado, alcanzando 53% en 2017. Al observar la evolución del apoyo a la democracia por país, la mayor pérdida ocurre en México, con 10 puntos porcentuales menos que en 2016, alcanzando 38% en 2017, con un máximo de 59% en 2005. La satisfacción con la democracia cae por cuarta vez consecutiva, de 34% en 2016 a 30% en 2017 (Latinobarómetro. Informe 2017).

Si las elecciones son tan fundamentales para consolidar o salvar nuestras democracias, se deben tomar medidas para consolidar la capacidad nacional para celebrar elecciones libres y justas. Hace no muchos años (dicen los mayores), que las elecciones no eran libres, que ya se sabía quién iba a ganar y que siempre era el mismo. Hoy, en México, la moneda está en el aire. Esa es la mejor muestra de que hemos avanzado. Luchemos por nuestra democracia con la mejor arma que tenemos: el voto.

Bienvenidos señor Kofi Annan y ex presidenta Laura Chinchilla, quienes, invitados por el INE y acompañados de una Misión de la Fundación, estarán en México la semana del 21 al 24 de mayo. Impartirán conferencias sobre integridad electoral, democracia y paz. Se reunirán con actores políticos, sociedad civil, académicos y medios.

Investigadora invitada de la Escuela de
Derecho de la Universidad de Harvard.
Consultora, Fundación Kofi Annan.
Titular UNAM–B oston

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