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A María Elena Chapa, Galardonada por el Senado de México
con el Reconocimiento Elvia Carrillo Puerto, 2018.
Las propuestas y compromisos con la agenda de género, que asuman quienes ocupen las candidaturas, debe ser determinante para que las mujeres decidamos nuestro voto. Y en las próximas elecciones no es poca cosa porque representamos 51.8% del listado nominal. ¡Somos 46 millones 58 mil 905 mujeres electoras! Si nos pusiéramos de acuerdo y votáramos todas por una sola candidatura, ¡arrazaríamos!
En mi artículo anterior, presenté la cifra de 18 mil 311 personas que serán electas el próximo 1 de julio, a lo largo del país. Son 629 cargos federales, 9 gubernaturas, 972 diputaciones locales, mil 613 presidencias municipales, 24 juntas municipales, 160 concejalías, mil 165 sindicaturas, 12 mil 23 regidurías y 19 regidurías étnicas. Debemos exigirles que se comprometan con la agenda de género que México necesita. La agenda podría ser muy amplia, pero yo veo tres temas urgentes e irreductibles:
1. Violencia de género: Atención urgente al feminicidio. Según datos oficiales (Inmujeres, 2017) en 2016 se registraron en promedio 7 homicidios de mujeres al día. El feminicidio es la muerte violenta de la mujer por el hecho de ser mujer, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal; en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión” (MESECVI/OEA agosto 2008). Es lamentable que en México no podamos ni siquiera construir un verdadero sistema de indicadores para identificar las causas, las investigaciones iniciadas y concluidas, el número de sentencias y su sentido, así como las reparaciones en cada caso. ¿Entonces cómo pretendemos erradicar el feminicidio? ¿Cómo podemos diseñar las políticas y actualizar nuestros marcos normativos si no somos ni siquiera capaces de sistematizar el número de sentencias judiciales o dictámenes de violencia familiar o por cualquier otra forma de violencia (física, sexual, psicológica, política, patrimonial, económica, institucional, laboral, acoso sexual, violencia obstétrica) desagregados por sexo, edad, raza y etnia, condición socioeconómica. Lo mismo para otros delitos infames como la trata, la violación y otros.
2. Precisamente, está comprobado que a partir de que las mujeres comenzamos a llegar a los espacios de toma de decisiones, se ha incrementado la violencia para evitar el acceso, para afectar el desempeño, o para obligar a dejar el puesto o cargo. Urge la aprobación de reformas en materia de violencia política en contra de las Mujeres. Desde 2012, legisladoras de distintos partidos presentaron cuando menos 13 iniciativas de reformas para incorporar la modalidad de violencia política en razón de género en las distintas leyes: concepto, prevención, tipificación como falta y delito, sanciones, competencias y facultades a las autoridades, y reparación a víctimas. El Senado aprobó las reformas, la Cámara de Diputados modificó ese dictamen con algunas regresiones vergonzantes y nuevamente está detenida. En cambio, 28 entidades federativas ya avanzaron con sus reformas. La PGR, a través de la Fepade informa del incremento de carpetas de investigación y averiguaciones previas por casos de violencia política en contra de las mujeres. El INE y el Tribunal Electoral incrementan denuncias y juicios. En los estados las están matando. Recientemente a dos precandidatas en Guerrero.
3. Paridad/Cuotas. En la representación política, pública y empresarial. Así de claro: si las mujeres no estamos en los espacios en los que se toman las decisiones, no habrá cambio cultural. El registro paritario de candidaturas al Congreso de la Unión está en la Constitución; debe agregarse el nivel municipal y la paridad horizontal y vertical. Pero la paridad debe exigirse en todos los gabinetes, en los poderes judiciales y en cualquier órgano público colegiado. En las empresas, menos de 5% de mujeres, aún siendo las dueñas, ocupan la presidencia o integran los consejos de administración. En más de 20 países se establecen cuotas empresariales en las leyes. Las mujeres que acceden por cuotas no “son menos”, son las que demuestran al mundo precisamente lo contrario: ¡son más y se logra más!
Son muchas las asignaturas pendientes, pero si logramos asegurar nuestros espacios, entonces la dirección del país cambiará. No permitamos que nos maten, violenten o discriminen. Sólo así avanzaremos en los otros temas de la agenda: educación, salud sexual y reproductiva, embarazo adolescente, igualdad salarial, pago al trabajo doméstico y un largo etcétera, todo bajo el principio de políticas de interseccionalidad y con una perspectiva de género.
Investigadora Invitada de la Escuela de
Derecho de la Universidad de Harvard