Margarita Zavala

#SOSNicaragua

16/07/2018 |04:38
Redacción El Universal
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Nicaragua es un país que ha estado presente en mi vida. En mi escuela recibimos alumnas que habían perdido su casa en el terremoto de Managua en 1972. Con el tiempo se volvieron constantes las conversaciones de mis padres contra la dictadura, así es que se hablaba de Anastasio Somoza y de Pedro José Chamorro (asesinado en mayo de 1978) y de Ernesto Cardenal (hoy perseguido por el gobierno al que alguna vez apoyó de manera genuina). Si alguna dictadura recuerdo es precisamente la de Anastasio Somoza. En mi casa se seguía lo que estaba pasando. Una imagen que no olvido es a mis papás de pie y nosotros —los hijos— sentados frente a nuestra televisión —de bulbos y blanco y negro—, todos viendo las imágenes que transmitían la filmación de un camarógrafo que daba cuenta del asesinato de un periodista extranjero: Bill Stewart. Era junio de 1979.

Nicaragua vuelve a sufrir en estos años, y particularmente durante estos últimos meses, la represión, la violencia y la persecución de otra dictadura. Quizás el proceso electoral y hasta el mundial de futbol no nos ha permitido ver con profundidad el sufrimiento de un pueblo que vuelve a ser perseguido por su gobierno.

En abril pasado, la muerte de otro profesional del periodismo también ha sido grabada: Ángel Gahona, nicaragüense, fue asesinado cuando transmitía las protestas de los jóvenes contra Daniel Ortega. Por otra parte, Joshua Partlow, del Washington Post, —entre muchos—, a través de sus tuits y sus reportes, va narrando la represión del gobierno de Ortega, particularmente lo sucedido en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua cuando los paramilitares disparaban hiriendo a los jóvenes. Es el propio Joshua Partlow que nos narra las horas en las que se quedó atrapado junto con otros periodistas, sacerdotes y jóvenes estudiantes dentro de la Iglesia de la Divina Misericordia en Managua y pedían la entrada de ambulancias para atender a los heridos.

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Nicaragua ha contado en estos meses con una Iglesia Católica solidaria y valiente; denuncia y acompaña las manifestaciones y también está siendo perseguida. Desde el Cardenal, Obispos, Sacerdotes y religiosas se han plantado valientemente frente al dictador. El sábado 14 de julio, los Obispos hicieron público un mensaje pastoral claro y fuerte frente al poder. Uno de los grandes protagonistas ha sido Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua. De él transcribo sus dos tuits de ayer:

“Me informan que han llegado antimotines y paramilitares a Diriá, Niquinohomo, Catarina y probablemente después a Monimbó en Masaya. ¡A todas las personas de estas ciudades, les ruego escapen, protéjanse y salven sus vidas! ¡Evitemos más muertes! Les acompaño con mi oración” (15 de julio/2018 a las 8:59 horas).

“En estos momentos la Comisión de Verificación y Seguridad junto con el grupo #MESENI de @CIDH están yendo a la zona de los pueblos blancos y de Monimbó para lograr soluciones pacíficas y proteger a la población. Por favor colaboren con ellos @PauloAbrao @OACNUDH” (15 de julio/2018 a las 10:24).

Puedo transcribir cientos de tuits de jóvenes estudiantes, de mujeres y hombres que están denunciando la represión y la violencia de paramilitares pro-gobierno contra quienes protestan; miles de tuits que son un grito, miles de gritos de ayuda, de solidaridad.

El sábado, por fin, sacó un comunicado la Secretaría de Relaciones Exteriores condenando “el uso de la violencia y la represión contra estudiantes y civiles en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua”. Este tipo de comunicados es mejor que se hagan tarde que nunca, pero no dejan de llamar la atención los meses que pasaron para condenar esta violencia. Lo cierto es que los pronunciamientos se hacen muy a tiempo cuando las dictaduras son de derecha, pero qué difícil es ver un pronunciamiento internacional cuando se trata de una dictadura de izquierda.

POR CIERTO. El gobierno electo anuncia sus decisiones como si estuviera ya en funciones; ojalá también se pronuncie condenando la violencia de la dictadura que reprime en Nicaragua.

Abogada