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Soy Marcelina Bautista y soy probablemente la primera trabajadora del hogar a la que le publican una columna en un periódico nacional. Escribo porque hace unos días vi Roma de Alfonso Cuarón y no pude dejar de identificarme una y otra vez con esta película. Como Cleo, la protagonista, yo vengo de Oaxaca, como Cleo, yo me fui de Oaxaca en busca de una mejor vida… a los 14 años. De alguna forma soy Cleo. Pasé 22 años de mi vida cuidando niños de otra familia, en algunas ocasiones las familias fueron amables conmigo y en otras no. Lo que nunca cambió fue mi falta de derechos, en ningún lugar se me trató como una trabajadora, ni se me otorgaron los derechos que cualquier otro trabajador por ley debe tener. Sin protección de leyes o instituciones, dependí, como dependen las trabajadoras del hogar de México, de la voluntad de cada familia. Hace 18 años decidí que esto no era normal y comencé una larga lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar. Roma me hizo llorar, por su belleza, por su profundidad, porque vuelve a poner este tema en la mesa, pero también porque me mostró que en en casi 40 años en México nada ha cambiado para nosotras.
Roma nos permite volver a hablar de estos temas. De las trabajadoras del hogar y de la discriminación hacia las poblaciones indígenas. En México habemos aproximadamente 2.4 millones de mujeres realizando trabajos del hogar remunerados: somos algo así como el 4.21% de la población económicamente activa. Sin embargo, a pesar de que la Ley Federal del Trabajo en México ha establecido para la mayoría de los trabajadores en el país jornadas laborales de 8 horas, para nosotras, esta misma ley muestra inequidad e incongruencia al establecer jornadas laborales de 12 horas.
Durante 2017, el 35% de mis compañeras trabajadoras del hogar cobraron menos de un salario mínimo, es decir, menos de 88 pesos al día y el 80% ganaron menos de dos salarios mínimos por día, es decir menos de 160 pesos al día, por no hablar de la discriminación y el racismo al que nos enfrentamos. Carecemos de seguridad social, ahorros para nuestra pensión y días de vacaciones de acuerdo a la ley; a nuestros empleadores les parece un asunto normal… y a muchas de nosotras a veces también. No lo es, 97.5% de quienes realizamos estas labores del hogar remuneradas, carecemos de estos derechos básicos.
En los últimos años, desde que se fundó el CACEH, junto con el apoyo de diversas instituciones y ahora con la constitución del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar, hemos luchado para que nuestros derechos laborales sean reconocidos y por visibilizar el tema de la discriminación. No ha sido fácil, México no ha ratificado el Convenio 189 de la OIT para otorgarnos los derechos que marca esta norma internacional, México no ha pasado legislación para garantizar nuestros derechos. El gobierno que ahora comienza nos ilusionó durante la campaña, planteando un México distinto que incluyera a aquellos que han sido marginados. Hasta el momento no ha habido ninguna propuesta para garantizar nuestros derechos. Esperamos que eso cambie muy pronto.
Roma nos da la oportunidad como sociedad de volver a hablar del tema de las trabajadoras del hogar. Es inevitable que al ver la película empleadoras y empleadas salgamos fuertemente conmovidas. Pero hay que ir más allá de los sentimientos y la nostalgia. Aprovechemos esta gran película para hablar de los derechos de nosotras las trabajadoras del hogar. Hay que pedir al nuevo gobierno ratificar el Convenio 189. Además, en estos días, en el Senado se presentó la iniciativa de reforma al capítulo XIII de la Ley Federal del Trabajo sobre las personas trabajadoras del hogar. Ojalá quede aprobado en los términos que se requieren para garantizar nuestros derechos. Seguramente muchos empleadores me estarán leyendo, los invitamos a acercarse al CACEH para informarse de formas en cómo pueden ayudarnos a dignificar nuestro trabajo. Tenemos contratos para que ustedes puedan formalizar nuestro trabajo y guías para empleadores. Cambiar esta situación nos conviene a todas.
Agradezco a Alfonso Cuarón por poner este tema en la conversación de una manera tan maravillosa. A muchos mexicanos que seguimos luchando, ROMA nos une. Ojalá y a los que toman las decisiones también los una a nuestras causas.
Fundadora del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH)