Desde que iniciamos el recabado de firmas para la candidatura independiente a senador por Sinaloa, he tenido contacto con miles de ciudadanos que me presentaron su simpatía, sus necesidades, sus visiones, otros me preguntaron cómo votar en esta próxima elección para presidente de la República.
Las campañas darán inicio el 30 de marzo y durarán 90 días, lo que nos obliga a los mexicanos a seguir de cerca el proceso electoral e informarnos quién es quién, qué representa cada candidato y su partido, cuál ha sido la experiencia y trayectoria de cada candidato y su partido, qué han aportado al país, qué necesita México en estos momentos y qué no necesita, y razonar nuestro voto.
También los mexicanos, con madurez, deberemos entender que no existe el gobernante perfecto, que los candidatos tienen virtudes y defectos, y debemos darnos el tiempo para conocer y calificar con detalle sus propuestas, planes de gobierno y posibles integrantes de sus equipos, en caso de ganar.
Para mí, José Antonio Meade, si bien es un tecnócrata preparado y quienes le conocen lo reconocen como un hábil operador político, representa al PRI. Ellos dicen que representan la continuidad y me pregunto, ¿la continuidad de qué? Los priístas dicen que representa la continuidad de la estabilidad económica y sin embargo endeudaron tremendamente al país; también se dicen continuadores del liberalismo económico, léase las reformas, pero todos sabemos que el PRI es la principal escuela de la corrupción organizada y de la antidemocracia, y por tanto representan la continuidad de la corrupción.
El sistema priísta es corrupto y corruptor, por eso siempre dilatan los avances en materia de ampliación de derechos o de combate a la corrupción, o difieren cualquier proyecto de mejora ganando el tiempo necesario para corromper la idea y solo simularla.
Ricardo Anaya, aspirante panista a la Presidencia, es un joven brillante, muy ambicioso y por demás pragmático. Su pragmatismo da miedo. Extraordinario en la retórica y el debate, Anaya no termina de generar confianza.
El PAN nos dijo históricamente que impulsaban la democracia y que era un partido “rabiosamente democrático”. Nos dijeron que eran honestos y que combatirían sin tregua la corrupción del viejo régimen priísta. También prometieron combatir el abuso del poder fortaleciendo el sistema republicano de pesos y contrapesos, limitando el poder y estableciendo un verdadero Estado de Derecho.
En sus documentos básicos el PAN se define como un partido humanista, y en los 12 años que ocupó la Presidencia no hizo nada por humanizar el sistema de salud de nuestro país.
Se olvidó de estos cuatro estandartes y se mimetizó con el PRI, por lo que los ciudadanos no ven hoy ningún elemento diferenciador salvo por cuestiones de grado; podemos decir que el PAN es “menos de lo mismo”.
AMLO es un hombre de izquierda de 64 años de edad. Es un “animal político”, perseverante y terco. Así lo demuestra su trayectoria política desde que militó en el PRI, luego apoyó a Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 en el FDN y presidió el PRD en Tabasco y a nivel nacional. Fue electo jefe de Gobierno del DF en el año 2000 y su gestión destacó por la construcción de los segundos pisos y el programa 70 y más; la deuda pública del DF creció a 41.4 mil millones, un 26.6% en su período.
También en 2004 se le acusó de desacato de una orden judicial y se solicitó su desafuero, politizándose el procedimiento, lo que provocó confrontación entre Fox y AMLO. Fundó Morena y ha sido tres veces candidato a la Presidencia. Se le percibe sencillo, muy pragmático y caudillista. Se manifiesta intolerante si no estás con él, estas contra él. Y en plena “pepena” electoral se le percibe incongruente. Sabe que es su última oportunidad y busca alianza con todos los que puedan sumarle votos, aunque le resten.
Despierta pasiones, lo aman o le temen. La gente se pregunta si será el mismo candidato y gobernante. ¿No será un peligro para México?, se preguntan unos, mientras otros señalan que no podemos estar peor. Ninguno de los tres principales candidatos tiene origen democrático, uno fue impuesto y los otros dos autoimpuestos. Y muchos opinan que por la Presidencia el voto independiente será un voto desperdiciado.
Yo en lo personal creo que los que nos han mal gobernado se tienen que ir y que quien gobierne el país será un ser humano imperfecto que necesitará contrapesos en el Congreso y en el Poder Judicial.
Diputado federal independiente.
@ ClouthierManuel