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Nos encontramos, los mexicanos, inmersos en pleno proceso electoral, que dará inicio a las campañas a partir del 30 de marzo de este año. Ya están definidos los principales candidatos a la Presidencia de la República de los diferentes partidos y coaliciones. López Obrador por Morena, Ricardo Anaya por el PAN y José A. Meade por el PRI, cada uno acompañado de sus correspondientes partidos satélite. Falta por definirse todavía si habrá candidatos independientes a la Presidencia, cuántos y quiénes.
Lo que queda claro es que ninguno de los 3 candidatos de partidos (coaliciones) puede darle democracia al pueblo mexicano por que el origen de todos ellos no es democrático. Uno fue impuesto y los otros dos, autoimpuestos. También nos debe quedar claro que el que haya tres coaliciones que postulan candidatos presidenciales es prueba de que nuestro país no necesita más de tres partidos. Igualmente vemos que a los aspirantes a candidatos independientes se les ha dificultado cumplir los requisitos de firmas que les exige la ley, al extremo que algunos han decidido hacer “trampa” en el proceso de recabado de firmas. Todos estos elementos nos llevan ya a algunas reflexiones.
Primero, los partidos políticos no tienen procesos democráticos de selección de candidatos.
Segundo, los candidatos de partidos tienen muy poca representatividad de parte de la sociedad porque cada vez los partidos en nuestro país tienen menos militantes. Además los mexicanos sentimos que el partido de nuestra preferencia ya no nos representa. Llegando al extremo de que algunos partidos tienen dueño mientras otros son verdaderas escuelas de la corrupción.
Tercero, los partidos políticos cuestan mucho al erario público y no cumplen con su función constitucional de “promover la participación del pueblo en la vida democrática”.
Cuarto, la partidocracia —es decir, la burocracia partidista— ha tomado para sí los presupuestos y las plurinominales, convirtiéndose en zánganos de la política partidista.
Quinto, las candidaturas independientes son un derecho del que algunos malos ciudadanos han pretendido abusar haciendo trampa en el proceso de recabado de firmas. Por lo que esperamos que el INE sea implacable con quienes vienen a ensuciar esta figura electoral que amplía los derechos políticos de los ciudadanos.
Sexto, el modelo electoral mexicano se agotó; se generalizó en todos los partidos “el pecado original” de la política y la corrupción, convirtiendo en corolario que no necesita demostración la máxima que dice “El que se roba los votos, se roba la lana”.
Séptimo, todos los candidatos presidenciales y los partidos deben asumir un compromiso público para construir una verdadera democracia en nuestro país, donde se garantice el derecho humano de participación política de los ciudadanos y una democracia participativa y representativa. Los partidos deben garantizar procesos democráticos internos en la selección de candidatos; los pluris deben ser electos por listas abiertas. Los procesos electorales internos y los constitucionales deben garantizar debates políticos entre aspirantes y candidatos y que éstos sean ampliamente difundidos en los medios de comunicación tradicionales y digitales.
Octavo, los partidos políticos que realicen prácticas de compras y coacción de votos deben perder su registro, además de ser sancionados penalmente los responsables.
Noveno, los partidos que no representan nada, y además cuestan al erario, deben desaparecer, por lo que deberá incrementarse el porcentaje de votos requeridos para que un partido mantenga su registro. Este porcentaje debe ser al menos de 8%. Recordemos que a los candidatos independientes se les pide 2% de las firmas del padrón para poder ser candidatos, y si vota 50% de los electores, esto es 4% de los votos para aparecer en la boleta.
Décimo, deben reducirse los recursos públicos a los partidos políticos; esto es un reclamo generalizado de los ciudadanos.
Diputado federal independiente.
@ ClouthierManuel