El pasado lunes 15, Raymundo Riva Palacio publicó su columna titulada Mensaje militar a López Obrador, donde hace mención de un escrito anónimo que circula en redes sociales supuestamente redactado por un militar de alto rango, según fuentes castrenses, y señala que el mensaje expresa “el sentir generalizado de las Fuerzas Armadas”.
El supuesto militar encara al presidente electo López Obrador “por su intención de deshacerse de las Fuerzas Armadas y le pide que se apoye en ellas sin menospreciarlas, ni difamarlas porque son leales a él”, señala Riva Palacio y cita textual: “Usted pretende convertir al Ejercito en Guardia Civil, eso sería un gravísimo error. Ningún gobernante que quiere pasar a la historia como un estadista se deshace de su ejército, por el contrario, lo emplea como el más fuerte instrumento para proteger al Estado. Así lo ha sido siempre. Los militares no debemos y no queremos ser convertidos en policías. No cometa un error elemental de política, deshacerse del Ejercito es poner en riesgo la propia existencia del Estado mexicano”, concluye la columna de Riva Palacio.
Analicemos con realismo, si la carta de marras fue escrita por un militar de alto rango debería con valor civil haberla firmado y no divulgarla en las redes sociales en el anonimato. El artículo 89 de nuestra Constitución señala que “Las facultades y obligaciones del presidente son… VI. Preservar la seguridad nacional, en los términos de la ley respectiva, y disponer de la totalidad de la Fuerza Armada permanente o sea del Ejercito, de la Armada y de la Fuerza Aérea para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación”.
En las Fuerzas Armadas mexicanas existen dos grandes corrientes, una que destaca por todos aquellos miembros castrenses que con amor al país y a las instituciones sirven a la nación con honor, honestidad, deber y lealtad; la otra corriente está integrada por aquellos que por distintas razones han abusado del poder de las armas y de las instituciones militares para violar la Ley, abusar de la población y para su beneficio personal en perjuicio de la nación.
Respecto a AMLO, si de algo podemos estar seguros es que tiene información sobre la corrupción en el Estado mexicano; por eso ha señalado la necesidad de revisar los contratos de Pemex; por eso se ha manifestado en contra del nuevo Aeropuerto, ya que sabe que es un foco de corrupción del más alto nivel del grupo en el poder; por eso también ha tomado distancia de las Fuerzas Armadas, hasta del Estado Mayor Presidencial.
En México hemos creado con las Fuerzas Armadas “un Estado dentro del Estado”. Nadie se mete con ellos. Nadie revisa sus compras ni sus gastos e inversiones que carecen de total transparencia y rendición de cuentas. Algo tan básico como los salarios se paga por dos vías, el haber y el sobre haber, por lo que este último no contabiliza para las prestaciones sociales de la milicia, especialmente para su pensión, orillándolos a buscar su fondo de retiro por otra vía.
El comisario Gayraud en su libro El G-9 de las mafias en el mundo nos dice: “No hay mafia que perdure sin la complicidad de la política. La presencia de una mafia en un territorio es un índice innegable de corrupción del poder político… la lucha de verdad contra la mafia requiere una voluntad permanente. Un Estado que mantiene durante mucho tiempo la ausencia o la ineficacia de su actividad represora es una garantía de longevidad para una mafia”.
Cuando por acuerdo del presidente José López Portillo se arranca la operación Cóndor, se metió de lleno al Ejército en el combate al narcotráfico, se expuso a la institución castrense al riesgo de la corrupción por parte de este poder fáctico criminal.
Virginia Vallejo en su libro Amando a Pablo, odiando a Escobar, nos narra que cuando el capo colombiano se propone meter drogas en Florida a través de Cuba, ella le dice, olvídate de Cuba, es un suicidio, Pablo Escobar “encogiéndose de hombros, responde tranquilamente: de los generales mexicanos yo aprendí que los militares no se ponen con tantos escrúpulos. Y si un presidente no le camina a uno, los generales que están debajo de él sí.”
Un gran reto de AMLO en su relación con las Fuerzas Armadas… Felipe Calderón no pudo, la historia dirá.
Ingeniero industrial y empresario.
@ClouthierManuel