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La organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) es un organismo de cooperación internacional fundado en 1961 con sede en París e integrado por 36 países.
Fue el 18 de mayo de 1994 cuando México se convierte en el integrante número 25 de la institución, y en julio de ese año se publicó en el Diario Oficial de la Federación la aceptación de las obligaciones como miembro del organismo internacional.
José Ángel Gurría, prestigiado economista mexicano, ostenta el cargo de secretario general de la OCDE desde 2006. El pasado 2 de mayo en la Ciudad de México, Gurría presentó el estudio económico de México 2019; la OCDE realiza estudios para 50 países cada 2 años, este es el 16o. para México y el primero para la autodenominada 4T.
Ángel Gurría, astuta y prudentemente, solicitó que el estudio se elaborara por un comité de funcionarios de la OCDE y del gobierno mexicano y así evitó un potencial conflicto de intereses ya que él es mexicano y priista.
El mismo 2 de mayo @A_Gurria tuiteó: “Presenté el estudio económico de México 2019 OCDE. México tiene una política macro sólida, pero necesita reformas para reducir la pobreza, desigualdad e informalidad; aumentar productividad, crecimiento y gasto social y fortalecer las instituciones”, concluyó el secretario general en la red social.
El informe nos presenta el contexto que afecta el desempeño económico de nuestro país: una desaceleración en el entorno económico mundial; tensiones en las relaciones comerciales México y Estados Unidos; y por supuesto, la transición política mexicana que está generando cambios en las prioridades y en los procesos de toma de decisiones.
Además de este complejo contexto, el informe presenta conclusiones y recomendaciones. La economía mexicana está inmersa en una desaceleración siguiendo la tendencia de la economía internacional. El PIB en México creció 2.3% en 2017, el 2% en 2018, y se espera 1.6% en 2019, y solo si se hacen las cosas bien, México pudiera empezar su recuperación en el 2020 con un 2% de crecimiento del PIB.
La política fiscal del gobierno busca estabilizar la deuda pública, mientras la política monetaria del Banco de México mantiene la estabilidad de precios, lo cual garantiza una solidez macro económica para nuestro país. Sin embargo, el estudio señala que el problema de Pemex podría poner en riesgo dicha estabilidad, por lo que “es esencial” la salud financiera, la productividad y la rentabilidad de la empresa productiva del Estado.
La estabilidad macroeconómica es un requisito necesario más no suficiente” para promover el crecimiento incluyente y sustentable que merecen los mexicanos”, dice el análisis. Nuestro país tiene el PIB per cápita más bajo y los niveles de pobreza más altos de la OCDE. Se recomienda elevar la productividad del país, mejorar el nivel educativo, y cerrar la brecha de la desigualdad de individuos y regiones.
Igualmente se destaca la necesidad de atender la informalidad laboral que afecta al 60% de los mexicanos; y se sugiere enfrentar los problemas que se tienen en materia de salud, también señala el enorme desafío de las pensiones sentenciando que si solo se contribuye con el 6.5 % del salario, la pensión sólo cubrirá el 25 % del último salario. Con todo lo anterior en México corremos el riesgo de convertirnos en un país viejo y pobre.
La OCDE recomienda que se incremente la relación impuestos-PIB a través de una política impositiva más incluyente y progresiva en los niveles federal, estatal y municipal. Propone mejorar la productividad, incluyendo inversiones en infraestructura que eliminen cuellos de botella. Además sugiere elevar la calidad de la educación y mejorar la efectividad de los programas sociales.
Finalmente se señala la urgente necesidad de fortalecer las instituciones y el Estado de derecho, así como la profesionalización de la administración pública con énfasis con el nivel municipal. Concluye Gurría ofreciendo ayuda desde la OCDE a nuestro país para lograr los objetivos mencionados.
Por todo lo anterior podemos concluir que las críticas del presidente López a José Ángel Gurría son una grosería a la persona, al secretario general, a la institución que representa, y los más de 35 países miembros de la OCDE.
Si al gobierno de México no le gustan las recomendaciones de la OCDE, tiene la opción de dejar de ser miembro de la misma, pero no tiene derecho a descalificar groseramente a la institución y a sus funcionarios.
Señor Presidente, ya es tiempo que en su gobierno se analicen las ideas por las ideas mismas, y no por quien las dice.
Ingeniero industrial y empresario