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El pasado domingo 16 de septiembre, día que se conmemora el Grito de Independencia de México, Andrés Manuel López Obrador declaró que será difícil cumplir todas las demandas de la sociedad porque el país está en “bancarrota”; lo anterior lo dijo al dar inicio en el estado de Nayarit su “gira de agradecimiento”, y ahí mismo aseguro que su gobierno actuará con responsabilidad en el gasto, reiteró que no habrá mayor endeudamiento público y prometió respetar la autonomía del Banxico (CNN en español, 18 de septiembre de 2018).
Primero debe quedar claro que no será difícil cumplir todas las demandas de la sociedad, será imposible; no porque el país esté en bancarrota, sino porque es un principio básico de economía que las necesidades son ilimitadas, y los recursos son escasos. Por eso se hace necesario priorizar lo que se va a atender en este nuevo gobierno y que, definitivamente, le tocará a otros. Esto de establecer prioridades es un grave problema para quien tiene tendencia populista, porque el populista quiere quedar bien con todos.
Hoy hay que aplaudir la declaración de AMLO, porque está aceptando que no podrá quedar bien con todos y eso es realista. Pero analicemos si el país está en bancarrota o no. El diccionario de la RAE define bancarrota como “la quiebra de una empresa. Ruina económica. El hundimiento o descrédito de un sistema o doctrina”. Así pues, visto la bancarrota como el hundimiento o descrédito de un sistema, en este caso el PRI-gobierno, y no una quiebra económica del gobierno federal o del país, ¡México sí está en bancarrota!
El 1º de septiembre de 2016, al iniciar el segundo año de la 63ª Legislatura, manifesté en mi posicionamiento en Tribuna: “México padece una severa crisis política, económica y social; y son muchas las advertencias que la soberbia gubernamental ha desoído: déficit público y su correspondiente deuda pública; alta dependencia de los ingresos petroleros; pésima calidad del gasto público tanto en el qué como en el cómo; la crisis política y de gobernabilidad; la crisis de credibilidad en las instituciones y en el presidente mismo; la brecha de la desigualdad; el abuso impune de los gobernadores; la represión contra la libertad de expresión, medios de comunicación y periodistas; la violencia y el dominio territorial del crimen organizado ante la ausencia y en muchísimos casos la complicidad del Estado; y la espeluznante corrupción en el gobierno federal y en los gobiernos estatales.
Sin embargo, los indicios y señales fueron recibidas con desdén por la clase gobernante y en su pecado de soberbia llevan hoy la penitencia, con su cara más dramática, la del encabronamiento colectivo.
En los últimos años hemos equivocado el rumbo al pensar que nos convertiríamos en un país desarrollado solo con reformas económicas, sin convertirnos en un país confiable para los ciudadanos, los turistas y los inversionistas… si revisamos los niveles y el ritmo de crecimiento de la deuda pública federal y subnacional, así como la deuda contingente derivada de las pensiones, encontramos que la deuda pública total de los gobiernos y las instituciones asciende al peligroso número de más de 150% del PIB nacional.
La irresponsabilidad de nuestros gobernantes ha creado una bomba de tiempo que ya está activada y presiona de manera relevante las finanzas públicas en los tres niveles de gobierno… atender el grave problema de la insolvencia pensionaria es la mínima reforma fiscal que necesitamos. Sin reforma a las pensiones no hay futuro para las finanzas públicas, nos sentencia con razón Pedro Vazquez Colmenares en su libro Pensiones en México, la próxima crisis.
Todo lo anterior lo dije hace dos años, desde la máxima tribuna del país en la Cámara de Diputados, y el gobierno de Peña Nieto y el PRI lo escucharon con indiferencia; hoy que el país está en bancarrota, aunque mantiene estabilidad macro económica, espero AMLO y Morena no tomen esto como pretexto y tampoco con menosprecio.
Por eso votaron por ellos 30 millones de mexicanos, para que lo corrijan y saquen adelante al país.
Ingeniero industrial y empresario.
@ ClouthierManuel