El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, habló a la Nación en la Conmemoración del 102 aniversario de la Constitución Mexicana. Afirmó: “han habido tres Constituciones federales: la de 1824, la de 1857 y la de 1917… Las tres se aprobaron luego de movimientos de transformación: el movimiento de Independencia nacional, el movimiento de Reforma y el movimiento revolucionario de 1910”. Destacó: “la Constitución del 17, nacionalista y a la vez de gran dimensión social… y el proyecto de nación en artículos fundamentales… el 3º, que define que la educación tiene que ser pública, gratuita, obligatoria y laica; el 123º …define los derechos laborales, todo lo relacionado con la justicia laboral; ...el 27º garantiza el derecho de los campesinos a la tierra, y algo fundamental… decide sobre el dominio de la nación del suelo y del subsuelo, decide que los recursos naturales son de dominio de la nación”. Y narró: “Fue tan importante que montaron en cólera particulares (privados), extranjeros, gobiernos hegemónicos… la decisión que tomó el general Lázaro Cárdenas en 1938… se pudo hacer porque ya estaba establecido en la Constitución este principio fundamental”. Enfatizó: “Querétaro es parte de nuestra historia. Aquí se han llevado a cabo las tres grandes transformaciones de la vida pública de México. Nosotros buscamos una nueva transformación y correspondería tener una nueva Constitución. Pero pensamos que no hay condiciones para eso, porque tenemos otras tareas urgentes… Cuando entreguemos nosotros la estafeta para las nuevas generaciones, ¿por qué no convocar a un nuevo Constituyente y elaborar una cuarta Constitución?, porque los que son maestros en este tema, hablan de que ya son demasiadas las reformas. Aquí se dieron dos cifras: 700 reformas y 900 reformas; cualquiera que sea el dato, son muchas las reformas. Está muy parchada, muy remendada la Constitución… Últimamente también se afectó mucho, no sólo la letra, sino la esencia, el espíritu de la Constitución, por eso no hay que descartar el hacer una nueva Constitución”.
Ese reformismo “últimamente” del que habla el Presidente, viene de las últimas tres décadas, como un instrumento de gobiernos neoliberales para desmantelar el espíritu, las instituciones, el proyecto nacionalista y social de la Revolución Mexicana. Pero perduró el espíritu constitucional, al menos en dos sentidos: el espíritu transformador de las Constituciones de 1924, de 1857 y de 1917, frente al cual —es un hecho— se resistieron y reaccionaron conservadores, extranjerizantes anti-independentistas, anti-federalistas, cómplices de la invasión francesa, anti-juaristas, porfiristas en el siglo XIX y los neoliberales a lo largo de todo el siglo XX. El otro espíritu que permanece es el nacionalista y social de la Constitución de 1917 que resistió en el pueblo mexicano, particularmente frente al espíritu conservador, extranjerizante, antisocial, clasista, inmoral del modelo neoliberal. Por su parte, el Presidente de la Suprema Corte, el ministro Arturo Zaldívar, reconoció como un deber “retomar la ruta del constitucionalismo trasformador que plasmaron los constituyentes de 1917… en el que los derechos sociales sean un realidad… Estamos en deuda”.
El filósofo-político Montesquieu escribió hace 270 años su texto clásico El espíritu de las leyes, donde describe diversas formas de gobierno, esencialmente, como resultado de las idiosincrasias de los grupos que las integran. Sus ideas están condicionadas por factores internos y externos de todo tipo, desde lo histórico hasta lo moral, reflejados en la definición de la naturaleza de las leyes que rigen la comunidad en cuestión.
Precisamente el Presidente plantea la necesidad de una Constitución producto de un movimiento social a lo largo de todo el territorio nacional, popular, nacionalista, que recupere este espíritu que resistió y derrotó en julio pasado al modelo neoliberal.
Ex senador y titular de la CFE