La actividad turística en México —comúnmente conocida como la industria sin chimeneas— cuenta actualmente con una numeraria estadística de gran envergadura y solidez para la economía nacional, así como para los bolsillos de todas aquellas personas que se dedican al sector de los servicios. Tan sólo en el año 2018, el turismo significó 17.2% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que habla de un sector que ha llegado a superar el dinamismo de la industria petrolera y de la construcción; y la cual tiene una derrama económica que extiende sus beneficios a más de 10 millones de mexicanos.

El turismo en México como actividad económica, ha sido estimulado a lo largo de las últimas décadas, no sólo gracias a la carta de presentación única que posee nuestro patrimonio histórico, cultural y natural, sino también como consecuencia del diseño de la política pública a largo plazo que se desarrolló desde el gobierno federal, independientemente de la posición política o ideológica en cada administración.

Hace casi dos décadas, el gobierno federal edificó un Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), naciendo como una entidad paraestatal con carácter de sociedad mercantil, la cual tuvo el objeto de planear, diseñar y coordinar las políticas públicas y estrategias para estimular el turismo a nivel nacional e internacional. Sin embargo, recientemente y con el voto del grupo parlamentario de Morena y sus aliados, en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados, se avaló la desincorporación del CPTM como empresa de participación estatal mayoritaria y se ordenó su disolución y liquidación. Este hecho legislativo representó un duro revés no sólo al turismo, sino también a la continuidad de una política pública a favor de millones de mexicanos.

No cabe duda que la promoción turística se convierte en la piedra angular que permite aprovechar al máximo el potencial que posee una nación, lo cual puede traer buenos resultados con un trabajo coordinado, eficiente y especializado.

Eliminar al CPTM como un órgano de apoyo al desarrollo de la imagen de nuestro país, manifiesta per se una dura animadversión al trabajo institucional que se ha impulsado desde el Estado mexicano, y hoy en día se pretende suplantar, mediante la delegación de mayores responsabilidades a nuestro cuerpo diplomático y consular; como si no fuera suficiente haberle encomendado a la Secretaría de Relaciones Exteriores la cuestión migratoria.

Las políticas públicas implementadas durante los últimos meses no han logrado dar resultados satisfactorios para el sector turístico, y los propios datos oficiales emanados del INEGI y del Banco de México han demostrado una caída en la captación de divisas e impuestos, la creación de empleos en el sector, la ocupación hotelera y el gasto medio de los visitantes. Para contrarrestar lo anterior, presenté ante la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión una iniciativa con proyecto de decreto que tiene la finalidad de llenar algunas lagunas jurídicas como consecuencia de la eliminación del CPTM, y así lograr una captación de recursos destinados al Fondo Nacional de Fomento al Turismo.

Hoy, más que nunca, es fundamental crear las herramientas y mecanismos necesarios que permitan mejores condiciones para aprovechar al máximo la riqueza turística que posee nuestro país, pues han quedado demostrado los exitosos resultados que genera la promoción turística con mayor empleo, derrama económica y una mejora en la calidad de vida para millones de mexicanos.


Senador de la República.
@manuelanorve

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