Cuenta la leyenda que el hermano Francisco de Asís, sólo con su actitud, logró domeñar a la bestia temerosa de sangre y de robo, de fauces de furia y ojos del mal. Cuando nos referimos a la bestia pensamos en un animal salvaje, que sólo obedece a sus instintos y que a su paso deja estelas de destrucción. Creaturas que no planean, no tienen conciencia de sus actos y no asumen las consecuencias. También utilizamos el término en forma figurativa. Al tren del sureste de México, que ha dejado cientos de migrantes mutilados y no pocos muertos, se le apoda La Bestia. Esta creatura encuentra su homónimo en el norte, en un individuo que se mueve sólo por sus instintos, que no escucha otra voz que la suya, obsesivo y que no asume las consecuencias de sus actos.
El gobierno de México ha tomado una serie de decisiones frente al actual gobierno de EU que resultan de dudosa pertinencia. La primera fue invitar al personaje cuando era candidato presidencial, a alguien que desde que salió de su cueva se había referido a México y a los mexicanos en forma despectiva y grosera. A las pocas horas, ya de vuelta en EU, sin el menor empacho, reiteró sus posiciones antimexicanas. Si la intención de esta heterodoxa invitación era domeñar a la bestia, no tuvo ningún efecto.
La bestia es ignorante por naturaleza, pues sólo registra su visión instintiva de la realidad, no reflexiona y mucho menos corrige. Su siguiente paso fue denunciar el TLCAN, acuerdo que considera abusivo para sus obreros. Aceptó entrar en un proceso de renegociación, pero en paralelo continuó impulsando el muro fronterizo, canceló el programa que beneficia a miles de jóvenes indocumentados en Estados Unidos, la mayor parte mexicanos y no pasa día sin usar su Twitter para fortalecer los sentimientos antimexicanos.
No resulta fácil saber a ciencia cierta el estado y perspectivas de la renegociación del TLCAN, pero no cabe duda de que en cualquier momento puede llegar el Twitter que anuncia el fin de la negociación y del tratado. Así lo hizo con el acuerdo de París sobre Cambio Climático y con el Pacto Global de Migración. Decidió que el cambio climático es sólo un mito y que la migración internacional no es asunto de EU.
Además de la inexplicable invitación al candidato, otras acciones del gobierno mexicano parecerían orientadas a buscar domeñar a la bestia. Cuando el personaje en cuestión decide reivindicar el derecho de Israel a apropiarse de Jerusalén, con ello no sólo lanzó un bidón de gasolina sobre las brasas del incendio, sino que además contravino una resolución de Naciones Unidas que establece que Jerusalén pertenece por igual a israelitas y palestinos. La resolución se ratifica por amplia mayoría, lo que no resulta extraño, excepto por el hecho de que México, ferveroso defensor de esta resolución, en esta ocasión se abstiene. ¿Obtuvo a cambio concesiones importantes en la mesa del TLCAN?
En días recientes nos enteramos de que México está negociando con EU una fórmula que autoriza a la presencia de un Marshal, autoridad en ese país responsable de trasladar a los presos peligrosos, en cualquier vuelo comercial de México hacia su vecino del norte. ¿Qué ganaría México con un acuerdo de esta naturaleza? ¿Domeñar a la bestia?
Por supuesto que el gobierno de México tiene la obligación de buscar opciones para mejor posicionar a México frente al exterior. Sin embargo, frente a tantas concesiones y tan pocos beneficios, acecha la duda sobre si el camino seguido es el mejor. ¿No sería mejor asumir que en las condiciones actuales sólo existen el malo o el peor de los escenarios, actuar en consecuencia y por lo menos mantener la dignidad? Finalmente el hermano Francisco era un santo y su historia es sólo una leyenda.
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