Para Leonardo Curzio, Amparo
Casar y Ricardo Raphael.
Para analizar lo que ocurre en el PAN apunto una tesis inicial: la división nace en una loable y legítima aspiración en crecimiento. Cuando la institución no puede ordenarla, entonces se produce una escisión. Una escisión es una separación que crece por pasos sucesivos hasta conquistar su propia autonomía.
Margarita Zavala renunció al partido para competir como candidata independiente por la Presidencia de la República. Su carta pública al presidente de Acción Nacional es la narración del desarrollo de un proyecto personal, legítimo, que no encontró cauce institucional. Desde que anunció su lanzamiento en junio de 2015 lo dijo una y otra vez: “voy a ser candidata a la Presidencia de la República” quedaba claro que lo sería con o sin el PAN. Lo advirtió y actuó en consecuencia.
Los argumentos de Ricardo Anaya, sobre la necesidad de ajustarse a los tiempos marcados por la ley y por las normas internas para iniciar los procesos para definir la candidatura para 2018 no le convencieron; al interlocutor se le tuvo siempre como competidor en la misma carrera.
El dilema entre aspiración e institución se problematizó aún más cuando los órganos directivos, en los que Margarita participó, autorizó la estrategia de explorar la formación de una coalición electoral y después, la aprobación de la primera fase de dicha construcción política; el Frente Ciudadano por México, lo que incrementó la presencia de factores externos que consideró adversos.
Estas son las causas objetivas, podría haber otras que no incorporo en este análisis porque son suposiciones basadas en hechos e indicios cuya comprobación depende del proceso político en marcha. Ya lo veremos.
Como era de esperarse, se sacudió al tablero electoral y sus consecuencias a mediano y largo plazo son impredecibles. En lo inmediato, en el terreno de la realpolitk, produjo un daño relativo al PAN y al Frente. Favorece la estrategia del PRI de pulverizar al voto opositor y también podría ayudar a AMLO.
Al interior del PAN este doloroso momento deja enseñanzas y reclamos. Por ello la institución debe reaccionar de inmediato, no contra Margarita, sino para fortalecerse mediante tres líneas de acción: 1.— Ciudadanización, apertura a las nuevas expresiones cívicas de la sociedad, incorporar nuevos liderazgos. 2.— Fortalecer sus órganos directivos con diálogo y apertura, mayor colegiación en la toma de decisiones estratégicas, fomento a la lealtad de los militantes y al orden interno. 3.— Consolidar la coalición electoral. Es urgente dar cuerpo a su programa de gobierno; incorporar a la sociedad civil, académicos e intelectuales en su elaboración.
Llegó la hora de definir las reglas para las candidaturas. Este es el tema que provoca mayor tensión y encierra riesgos muy graves. No puede dejarse hasta diciembre. Los tiempos para esta crucial y definitoria decisión se aceleraron. Hay fuego graneado contra el proyecto de la coalición, en el campo de la imprecisión crece la cizaña y prosperarán las intrigas para abortar al Frente.
Hace tres años publiqué un libro sobre el porvenir del PAN, apunté sus riesgos y fortalezas. En Acción Nacional, ayer y hoy una esencia en busca de futuro, ( Grijalbo, 2014) prefiguré cosas que ahora vivimos. El panismo debe seguir la consigna primaria del fundador: “Aquí nadie viene a triunfar ni a obtener… un solo objetivo debe guiarnos: el de acertar en la definición de lo que será mejor para México.”
P:D. — A los interesados en profundizar sobre la historia de las crisis del PAN, recomiendo un estudio objetivo y serio: Víctor Reynoso, Rupturas en el Vértice (UDLA, 2016).
Ex presidente nacional del PAN
1999-2005. @L_FBravoMena