Desde hace más de una semana han cruzado al país por la frontera con Guatemala, casi 8 mil extranjeros provenientes principalmente de Honduras pero también de otros países de la región centroamericana y algunos pocos de otros países del continente. Los motivos de esta caravana repiten los argumentos que obligan a la gente a salir de sus países. Son causas estructurales que dado que no se van a resolver sin un plan estratégico a largo plazo, implican que este tipo de procesos de movilidad masiva se mantendrán por largo tiempo. Inseguridad, criminalidad, violencia política, pobreza, hambre y desnutrición, falta de oportunidades, imposibilidad de movilidad social... ¿les suena extraño, dicho esto desde tantas y tantas regiones del país? Esto permite entender el tamaño del desafío que tenemos enfrente, que no es de ahora que se ha visibilizado gracias a esta novedosa experiencia de caminar en grupo, sino de tiempo atrás en que miles de extranjeros recorren nuestro país para llegar a lo que han creído una tierra de oportunidades: Estados Unidos.
Lo diferente de la experiencia del momento es que con el cambio de gobierno mexicano, cambió también la política migratoria. Las autoridades ahora reciben al grupo y van documentando a cada uno de los que pretenden ingresar al país por la vía de un permiso de internación humanitaria que les permite incluso trabajar en México, si es que consiguen empleo. Ciertamente casi 2 mil de las personas que han ingresado en estas últimas fechas, no se les ha aceptado para ser documentados, pero se prevé que en el camino por México seguramente podrán hacerlo. Documentar a los migrantes cambia completamente la dinámica de la migración irregular a una que permite al Estado mexicano controlar realmente su territorio y tratar de bajar el nivel de vulnerabilidad que la condición migratoria implica. Es una vieja demanda que se cumple y que podría modificar todo el patrón de movilidad de la región porque ¿para qué internarse al país clandestinamente si la propia autoridad permite hacerlo?
Obviamente esta política novedosa tendrá lagunas que se deben ir trabajando. Queda claro que las ayudas y ofertas que se ofrecen a las personas migrantes están condicionadas a las posibilidades que el país y cada región tienen. Por ejemplo, si hay zonas sin suministro normal de gasolina dada la lucha que enfrentamos contra el huachicoleo en sus distintas modalidades, esto complica que la cadena de abastecimiento y hasta ofrecimientos de apoyo de traslado se limita. Las personas migrantes deben ser informadas de todo esto y del momento que el país atraviesa en este y tantos ejemplos para que a su vez, entiendan las limitaciones que pueden darse en la ayuda humanitaria que el país, México, decidió cambiar para romper su propio paradigma: Dejar de ser el país del miedo para quien lo cruza rumbo al norte.
Investigadora del Instituto Mora.
@ migrantologos