Quien lo hubiera dicho pero las postura aislacionistas de Donald Trump acabaron por fortalecer la idea de cambio en México. A menos de un mes de las elecciones nadie puede argumentar que la posible llegada de un opositor al partido que hoy gobierna, el P.R.I, será responsable de generar un ambiente de incertidumbre en el país o de que el precio del dólar haya rebasado la línea de los 20 pesos. Por el contrario, en este escenario, el llamado a fortalecer la producción nacional, a diversificar nuestros mercados y a producir en mayor proporción lo que consumimos, dejó de sonar trasnochado y aparece como sobrevivencia elemental frente a un país que, como Estados Unidos, se niega a seguir siendo socio preferente del nuestro.

En esta lógica, ocurrió lo impensable hasta hace un tiempo y lo que ya no podrá calificarse como una jugada populista de un próximo mandatario mexicano.

Esta semana el gobierno mexicano anunció por fin, una lista de aranceles a productos provenientes de Estados Unidos . Lo hizo más como una medida para ejercer presión sobre los productores que se benefician del comercio con nuestro país. Si la idea resulta, será una jugada maestra porque pondrá el acento en lo que nuestro país debe hacer sentir: México es un mercado de gran peso para ciertos productores estadounidenses, quienes a su vez son electores a favor de Trump . El mensaje al ponerle aranceles a sus productos es que les convendría buscar mayor equilibrio al negociar y contener un tanto a su presidente.

Los productos que posiblemente aumenten de precio por causa de los aranceles son mercancías como la carne de cerdo y los embutidos, las manzanas de Washington, los arándanos y las papas, sumado al whisky bourbon y algunos tipos de quesos. Se trata de productos atractivos, pero francamente menores y la verdad podremos vivir sin ellos y es más, la inmensa mayoría de los mexicanos no consumen estos productos. Por el contrario, los aranceles puestos a acero y aluminio mexicano podrían tener un efecto negativo importante y a la larga, impactar en la economía nacional.

En términos estrictamente políticos el discurso de Trump buscando reventar las negociaciones comerciales y anunciando al mundo entero con poner aranceles , favorece en México el discurso de cambio de rumbo y beneficia directamente a los candidatos que han repetido la idea de generar oportunidades para que los productores locales entren al gran circuito comercial nacional que esta dominado por productos provenientes del exterior. En este escenario, el mercado mexicano bien podría voltear hacia las manzanas de Chihuahua, los quesos del Bajío, la carne de cerdo de la tierra natal de las carnitas, Michoacán, y sustituir el whisky por mezcal y tequila calidad de exportación. La propuesta instrumentada desde la Secretaría de Economía de avanzar en una posición más agresiva e ir por el “ojo por ojo, arancel por arancel” es valiente y busca fortalecer la postura de México en las negociaciones con Estados Unidos , pero en términos políticos, confirma la idea de que el gobierno ha sido blando y poco reactivo ante la embestida de Trump . Además, de alguna manera, confirma el sentimiento generalizado entre el electorado nacional de que, como se han hecho las cosas hasta ahora, no han servido para proteger al país, para apaciguar los sentimientos antimexicanos, ni para ser reconocidos desde la cúpula del poder estadounidense como socios, aliados ni mucho menos como “amigous”.

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